viernes, 7 de noviembre de 2014
Una exposición realmente útil
Si hay una exposición que esté teniendo repercusión en los medios estas últimas semanas, es 'Un Saber Realmente Útil' en el Museo Reina Sofía. La muestra está siendo objeto de una gran polémica en las redes sociales y fuera de Internet debido a la inclusión de una pequeña caja de cerillas. El objeto en cuestión ha encendido los ánimos de muchos colectivos religiosos debido a la inclusión en su superficie de un texto que 'reza': 'La única Iglesia que ilumina es la que arde' '¡Contribuya!'.
La pieza de la 'ira' ha sido realizada por un colectivo argentino llamado 'Mujeres Públicas' y es de 2005. Sus creadoras, de tendencia feminista, toman el lema del pensador anarquista Piotr Propotkin. Un intelectual y hombre de acción que encontró fuera de su país natal y de su entorno, las respuestas políticas, sociales y económicas que andaba buscando. Cambió sus nociones culturales y educativas de su entorno más cercano, pasando de servir en el cuerpo de pajes de San Petersburgo (una selecta academia militar rusa) a vivir un peregrinaje y exilio exterior sirviendo al pensamiento y la acción anarcocomunista.
Esta deriva ideológica de Propotkin recuerda a esa relación interior-exterior, que la muestra del Reina Sofía está generando. El adentro o interior es en este caso reflejo del afuera-exterior. Como ocurría con Propotkin y su viaje de 'casa' al extranjero, la muestra se presenta como un espacio seguro y cerrado que nos hace mirar hacia los lugares de fuera, en definitiva hacia la calle. La exposición es un reflejo de la situación de revuelta y malestar social que se vive en este país en los últimos tiempos, y la situación encaja con una definición de arte que dice: 'El arte es reflejo de la vida'.
Arte y artistas trabajan con un solo material, y este es su pensamiento, lo hacen como lo haría Platón o Sócrates, o cualquier otro filósofo contemporáneo. Inevitablemente los creadores están sujetos al contexto social en el que viven. En ese 'lugar' reflexionan acerca de lo que les toca de cerca, en su unión con lo que tienen fuera. La cajita de cerillas es solo la excusa para reflexionar acerca de esta relación dual.
Muchas personas que han criticado la obra quizás lo hayan hecho quedándose únicamente con el afuera de Internet o del boca a boca de la calle. Quizás hayan visto una fotografía de la pieza en cuestión, en la Red. Sin embargo no sabemos si se habrán quedado con el tema general de la exposición, o si ni siquiera se habrán dado una vuelta por las salas de la exposición, o por la Colección Permanente del museo.
No es la primera vez que el Museo expone obras que ponen en tela de juicio la religión o su estructura jerárquica. Sin ir más lejos solo debemos darnos un paseo por la cuarta planta y buscar a 'los curas' de Manolo Millares, reconocido artista del grupo El Paso del que nadie discute hoy su auoridad artística. También podemos ver el ejemplo aún más popular de 'Un perro andaluz', obra de Dalí y de Buñuel. En el filme encontraremos fragmentos claramente alusivos a la religión y sus miembros en los que éstos aparecen literalmente arrastrados por los suelos. También de Dalí es esa famosa obra que supuso la ruptura con su padre y que decía: 'Me gusta escupir en el retrato de mi madre'. La forma de fondo de la obra daliniana era la de una especie de virgen María con Sagrado Corazón. La exposición del artista catalán celebrada en el Museo Reina Sofía en 2013 incluía la pieza de la que hablo. Fue una muestra que batió records de visitantes y que sin embargo no levantó las iras de la iglesia o de sus colectivos afines.
En definitiva las muestras de arte político, controvertido, anti-burgués o anti-religioso se han dado muchísimo a partir del siglo XX. Ahí está el quid de la cuestión del arte contemporáneo. Éste trata de sacar el arte del recinto protector y cerrado del museo para conectarlo con lo que pasa en la calle.
Ahora los ánimos están caldeados, y las obras de arte son reflejo de la sociedad más que nunca. La política ha pasado a ser un tema fundamental en las vidas de los ciudadanos y todo esto ha servido para que la relación entre el adentro y el afuera del museo se reactive. La institución, durante estos días, ha dejado de ser el lugar muerto y arqueológico que ha sido durante mucho tiempo para convertirse en un espacio en el que reflexionar. Un lugar de debate que no acaba en una 'Cajita de cerillas'.
viernes, 23 de mayo de 2014
Itinerario de Cuerpo. La conciencia del cuerpo Salas 410 y 411
Bicho de Lygia Clark |
Coincidiendo con 1945, año en que se publica el texto del filósofo francés Merleau Ponty, Fenomenología de la percepción, muchos artistas empiezan a reflexionar acerca del modo en que sus obras dialogan con el espectador. Se produce en este momento una ruptura con el concepto moderno de contemplación autónoma del arte, para hacer de éste una experiencia corpórea en el tiempo y en el espacio reales. Piezas como las de la brasileña Lygia Clark o el venezolano Jesús Soto cobran ahora sentido a partir de la interactividad del cuerpo del espectador con las mismas.
A principios de los años sesenta, Clark empieza a trabajar en esta línea, ideando unas obras que denomina ‘bichos’. Éstos, presentados en la VI Bienal de São Paulo, en 1961, están hechos de paneles de metal con bisagras que se pueden manipular, convirtiendo sus creaciones en piezas “vivas”. Organismos modificables parecidos a un átomo o a una célula que cobran sentido únicamente a partir de la interacción con nuestro cuerpo. Espectador y bicho forman aquí un ente único, tomando conciencia el primero de todos sus sentidos a través de la pieza.
La noción cartesiana clásica del “Pienso luego existo” es sustituida por el “Siento luego existo” moderno. Este debate será trascendental en la cultura popular de América Latina y en concreto en Brasil, donde la preeminencia del cuerpo ha sido siempre fundamental y ha llegado a convertirse en un rasgo distintivo. La brasileña Lygia Clark realizó una profunda reflexión acerca de lo corporal en su trabajo. Tras denunciar el modo en que muchos creadores latinoamericanos habían asimilado acríticamente los presupuestos de la abstracción geométrica europea, hizo un camino a la inversa para devolver a su obra todo lo conectado con el cuerpo y con la tierra, a partir de los años sesenta. En este período, Clark, en una especie de acto antropófago “caníbal” (siguiendo las teorías del poeta Oswald de Andrade), engulló de nuevo todo lo originario de la cultura brasileña y, ayudándose de sus bichos y sus objetos relacionales, introdujo de nuevo la preeminencia de lo corporal en el arte.
martes, 20 de mayo de 2014
Nuevo Itinerario de Cuerpo. Museo Reina Sofía
Por fin nos estrenamos con el nuevo Itinerario de Cuerpo escrito por los mediadores culturales del Museo:
El itinerario Cuerpo forma parte de un programa de visitas comentadas que hacen un recorrido transversal por varias partes de la Colección, tomando como hilo conductor una temática común que propone una perspectiva más amplia y rica de las obras seleccionadas.
En este caso, se trata de un acercamiento a uno de los puntos centrales y más recurrentes del arte de la segunda mitad del siglo XX, muy presente en el período abordado en las salas de la Colección 2. Desde que el horror y la violencia de los cuerpos sacrificados en la Segunda Guerra Mundial abrió los ojos a los artistas sobre la imposibilidad de volver a la idealización de la belleza anterior, el cuerpo, en su dimensión más cruda, se convierte en el medio de expresión de todos los sentimientos, deseos y miedos, en definitiva, de todas las experiencias humanas: desde las pulsiones sexuales y voyeuristas hasta la conciencia liberadora del cuerpo, concebido ahora como campo de acción y de reivindicación de los discursos de emancipación individual y social.
La visita desarrolla las obras de creadores que trabajaron en la posguerra, como Lee Miller, Jean Fautrier, Henri Michaux oPablo Picasso; de los primeros que experimentaron con el cuerpo como medio artístico, como Yves Klein o Alberto Greco; o de los que analizaron el papel del cuerpo como sujeto de consumo, como los miembros de Equipo Realidad o de la Internacional Situacionista.
(Texto de la web del Museo)
miércoles, 16 de abril de 2014
Luis Gordillo en Vitoria y las Fábulas Reales de Paula Rego
Luis
Gordillo XXL/XXI. Artium. Vitoria-Gasteiz. Hasta el 24 de agosto.
Informalismo,
Geometrismo, Pop, Psicoanálisis... Catalogar la obra de Luis
Gordillo se antoja harto complicado. El artista sevillano ha sabido
moverse siempre entre un estilo y el siguiente, tratando como él
mismo afirma "de mantenerse vivo y no estar al servicio de una
corriente determinada, impidiendo que ésta se convierta en una
imposición". Su arte es trascendental para escribir la historia
de la pintura contemporánea española, y ahora, atendiendo a este
gran legado, la sede de exposiciones Artium, en Vitoria-Gasteiz,
presenta la muestra 'Luis Gordillo XXL/XXI'.
Aquí
podemos ver lo último de lo último, aquello en lo que ha trabajado
el artista en los últimos años. Alrededor de 40 obras que nos
tratan de explicar su 'personalidad múltiple', marcada por la visión
'caleidoscópica' de su arte.
Gordillo
es considerado un creador bisagra entre la generación de los
artistas de El Paso de los años 50 como Saura o Millares y la Nueva
Figuración madrileña de finales de los 60. Los llamados 'Esquizos
de Madrid', como llamaban los catalanes de Grup de Treball a los
pintores madrileños de la nueva generación como Carlos Alcolea,
Chema Cobo o Guillermo Pérez Villalta se fijaron en la pintura de
Gordillo como fuente de inspiración en la que basarse. El sevillano,
más mayor que los demás del grupo, tenía un recorrido más amplio
en la pintura y supo aconsejar muy bien sobre este arte. Su obra
"recordaba al negro y blanco de El Paso, pero derivaba hacia
otra cosa", tal y como afirma el pintor.
La
muestra de Artium forma parte junto a la exposición 'Juan Mieg.
Xuxurlaka', del programa 'En paralelo', un proyecto que trata de
hacer coincidir en tiempo y espacio a estos dos autores que
destacaron y destacan en la pintura. Las series de Gordillo aquí
presentadas nos recuerdan al trabajo que pudimos ver en la exposición
antológica 'Iceberg Tropical' llevada a cabo en 2007 en el Museo
Reina Sofía, cuando el artista se hizo con el Premio Velázquez de
las Artes Plásticas. Solo queda que el visitante decida: ser o no
ser gordillista, 'that´s the question'.
Paula
Rego. Fábulas Reales. Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural
Fenosa. La Coruña. Hasta el 14 de septiembre.
La
figuración inquietante domina en la nueva muestra retrospectiva de
la obra de Paula Rego. Creadora nacida en Lisboa en 1935, a los 17
años se estableció en Londres. Su obra pictórica puede verse en el
Museo Contemporáneo Gas Natural Fenosa de La Coruña a través de
una muestra antológica titulada 'Fábulas Reales', hasta el 14 de
septiembre.
Rego
es una de las artistas portuguesas más cotizadas a nivel
internacional. El prestigio de su carrera viene consolidado por su
aprendizaje en la prestigiosa Slade School of Fine Arts de Londres.
En su trabajo tiene un peso muy importante lo literario. Cuentos
infantiles e iconografía popular se presentan en su pintura, cuya
técnica pulcra y definida viene acompañada siempre por un aura de
inquietante extrañeza. Sus obras utilizan un lenguaje realista, pero
en la mayoría de las ocasiones sus escenas parten de la más pura
fantasía.
Verdad
y ficción se entremezclan en sus lienzos que se presentan como
metáforas de la realidad contemporánea. En sus obras personas y
animales conviven teniendo también como centro temático importante
todo lo concerniente a los problemas actuales de la mujer y el
feminismo. Esta muestra retrospectiva parte desde los años 60 y
llega hasta la actualidad.
miércoles, 2 de abril de 2014
Luis Gordillo: "Todas las tendencias conviven, sólo que algunas se esconden más que otras"
Hacemos un repaso por la trayectoria de Luis Gordillo a través de esta entrevista. El creador sevillano nacido en 1934 es heredero del arte de los informalistas y los surrealistas franceses. Su obra destaca por su interés por el psicoanálisis y el automatismo. En los 70 y 80 será famoso también por ser artista bisagra entre la generación de los integrantes de El Paso de los 50, y la Nueva Figuración madrileña de los llamados Esquizos de Madrid, colectivo del que formó parte. Sus obras forman parte de las colecciones de los museos y galerías más importantes de todo el mundo, como es el caso del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
En 1958, durante su paso por la Facultad de Bellas Artes de Sevilla se asienta en el París de finales de los 50. ¿Cómo se desarrolla su estancia en la ciudad francesa?
La etapa en París fue muy importante para mí. Alguna vez he escrito que yo no fui el clásico pintor americano en esa ciudad, rodeado de mujeres y encandilado por la buena vida bohemia. Fui todo lo contrario, un pintor andaluz triste en París. Sin embargo aprendí muchísimo, ya que no me perdía nada en una ciudad que aún era el centro del mundo a nivel artístico. La pintura por ejemplo de los informalistas, el cine o la literatura que allí tuve la oportunidad de presenciar fueron luego básicos para el resto de mi carrera.
La etapa en París fue muy importante para mí. Alguna vez he escrito que yo no fui el clásico pintor americano en esa ciudad, rodeado de mujeres y encandilado por la buena vida bohemia. Fui todo lo contrario, un pintor andaluz triste en París. Sin embargo aprendí muchísimo, ya que no me perdía nada en una ciudad que aún era el centro del mundo a nivel artístico. La pintura por ejemplo de los informalistas, el cine o la literatura que allí tuve la oportunidad de presenciar fueron luego básicos para el resto de mi carrera.
Se dice que el artista Juan Antonio Aguirre fue el primer 'gordillista'a finales de los 60, concretamente en el 67, con la exposición que organizó en la sala Amadís de Madrid. A usted le colocan como figura puente entre Nueva Generación, presente en aquella muestra, y la generación siguiente de Carlos Alcolea. ¿Qué papel cree que jugó como artista 'senior' dentro de los llamados Esquizos de Madrid de los 70-80?
En el Madrid de finales de los 60 no había un museo de arte contemporáneo, sólo había dos o tres galerías. En esos momentos los artistas más presentes eran los de la generación de El Paso de 1957, con creadores como Antonio Saura o Manolo Millares junto con la galerista Juana Mordó. Sin embargo, recuerdo que había actividad, quizás yo di con el pequeño núcleo donde estaba esa actividad, no recuerdo un Madrid muerto. Todo lo contrario a la sensación que tengo ahora con más de 50 galerías y muchísimos museos.
En el Madrid de finales de los 60 no había un museo de arte contemporáneo, sólo había dos o tres galerías. En esos momentos los artistas más presentes eran los de la generación de El Paso de 1957, con creadores como Antonio Saura o Manolo Millares junto con la galerista Juana Mordó. Sin embargo, recuerdo que había actividad, quizás yo di con el pequeño núcleo donde estaba esa actividad, no recuerdo un Madrid muerto. Todo lo contrario a la sensación que tengo ahora con más de 50 galerías y muchísimos museos.
Conocí a Juan Antonio Aguirre muy pronto en Madrid. Él estaba fascinado conmigo. Montó el grupo expositivo de Nueva Generación para ser presentado en la sala Amadís en 1967, centrándose básicamente en torno a Manuel Barbadillo y en mi figura. Nosotros dos sentíamos la necesidad de realizar una cosa mixta entre razón e inconsciente. La exposición fue muy variada ya que, por ejemplo, también estaba Elena Asins y su marido Julio Plaza, quienes hacían algo distinto a lo nuestro. Allí había de todo, arte Pop, abstracción geómetrica, etc.
El hecho de ser un puente con la siguiente generación de Carlos Alcolea o Guillermo Pérez Villalta sí que considero que fue cierta. Además, Juan Antonio fue muy activo con la generación posterior. Al ser él el director de la galería e impulsarnos, se convirtió también en puente hacia la siguiente generación. Dentro de ésta, conformada por artistas más jóvenes que yo, se fijaron mucho en mí. Algunos hicieron su obra inspirándose en la mía, como Carlos Alcolea, Chema Cobo y quizás también Carlos Franco. Tuve influencia en el grupo, no solamente como base estética para algunos, sino también como figura que hacía recordar a la pintura del negro y blanco de El Paso, pero que derivaba hacia otra cosa.
En cuanto al término de Esquizos, ¿de dónde viene en su opinión ese apodo con el que llamaban a su grupo de artistas los catalanes?
Los catalanes nos miraban con un cierto desprecio. Ellos eran 'los listos', estaban con la vanguardia y nosotros éramos algo de Madrid. En mi opinión luego Grup de Treball no fue realmente tan relevante. Nunca me han agradado estéticamente, pero comprendo que estaban entonces en la vanguardia. Todo lo contrario a nosotros, que habíamos tomado una deriva que se salía del progreso del arte entre comillas.
En los 70, el tipo de arte que estaba más en boca de todos fue el Conceptual, con su mayor foco en Cataluña con Grup de Treball, entre otros. ¿Cómo veía su práctica de la pintura en un momento en el que no era el medio más desarrollado?
Creo que a esos Esquizos de la Nueva Figuración madrileña, como nos llamaban los catalanes, lo que más les interesó de mi obra fue la síntesis a la que llegué en mi trabajo después de haber pasado por múltiples etapas: informalismo, geometrismo y pop.
Cuando terminé con el geometrismo me encontré en el aire. Sentía que el arte iba por otro lado. A final de los 60 pasé por un momento de crisis en la que dejé de pintar. Me dediqué únicamente a hacer dibujos muy automáticos, y me vi en una situación realmente desesperada, pensé que 'el tren se iba'. Creo que es algo que tomé como una especie de suicidio estético, sin embargo seguí por ese camino y mirando atrás al final no me ha ido tan mal.
Sin embargo, luego en los años 80 la cosa cambia y es la pintura la que vuelve a resurgir y a moverse, no sólo en España, sino también en otros muchos lugares del mundo...
En mi opinión siempre todas las tendencias conviven, sólo que algunas veces unas se esconden mientras que otras aparecen. En el fondo siempre están vivas. Efectivamente en los 80 vuelve la pintura, además se pinta de una forma figurativa, con mucha materia, pero los Esquizos ya practicábamos esto desde principios de los 70.
Se dice que su pintura se inspira en el Informalismo de Fautrier o Dubuffet y en los surrealistas y el psicoanálisis, pero ¿hasta qué punto y en qué motivos recurre a ellos o trata de superarlos?
En todo este mundo de surrealismo e informalismo, en mi opinión se encuentra un elemento básico que es el inconsciente. El psicoanálisis teorizó sobre esta especie de reserva anímica dentro del hombre en la que éste no tiene consciente. Sin embargo se encuentra ahí, funcionando de una forma muy activa y que puede ser incluso contraria a lo que la persona desea o sabe. Evidentemente, mi trabajo se sitúa en esta línea. Mi experiencia en el informalismo, esencialmente muy libre, presentaba un problema y es que este era incontrolable. Se basaba en el azar puro y se vivía muy mal con este tipo de arte, uno dependía de encontrar el buen momento para trabajar. Deseaba controlar de alguna manera eso. Creo que mi obra se basa en ese control de lo inconsciente, pero no en destruirlo. Mi idea es que el inconsciente siga vivo, que brote para después darle un organismo o un cuerpo en el que se desarrolle, creo que esa es la base de mi obra.
¿Es verdad que los mejores dibujos que realiza son los que hace cuando está al teléfono?
Esa es una broma que planteé hace algún tiempo y que tiene sentido. Cuando estás hablando por teléfono estás controlando la conversación. En ese momento salen unos dibujos muy curiosos. Como cuando hay una reunión de gente seria, y algunos se aburren y empiezan a dibujar. Ahí es cuando se nota que todo el mundo tiene posibilidades de pintar, pero antes la persona tiene que desconectar de su yo consciente.
En 2007, coincidiendo con su Premio Velázquez, tuvo lugar su antológica 'Iceberg Tropical' en el Museo Reina Sofía. Recuerdo al verla que era paradigma perfecto del desarrollo de su trabajo: una especie de doble o cuádruple personalidad constante. ¿Es así?
Siempre he intentado mantenerme vivo, no estar al servicio de mi estilo, y que este último se convierta en un dictador. Si es así, ese tirano puede llegar a quitarte la vitalidad. Trato de mantener esa línea con la base inconsciente, agarrándome a la parte más viva del individuo. Esta forma de trabajar genera capricho y alternancia, y a eso es a lo que estoy siempre atendiendo, a la necesidad, al capricho, a lo que más me divierte, lo que en cada momento me atrae para mantener lo más viva posible mi obra.
Ahora se inaugura su última exposición junto con la de R. B. Kitaj (1932-2007) en la galería Marlborough de Madrid. ¿Qué cree que les une a ambos en cuanto a su trabajo?
La obra de Kitaj me interesa mucho. Me interesaba mucho de joven y estoy muy contento de presentar mi obra junto a la de él. En el momento en que mi trabajo pasó al grupo de Los Esquizos, allí aparecieron una serie de nombres, artistas nuevos para España que hacían pintura y que hacían figuración. Es el caso de Alex Katz, que entonces lo descubrimos y que creo que era mejor que ahora. También estaba David Hockney cuya obra no me interesaba tanto, pero a los otros sí les atraía más. Y estaba Kitaj, quien también nos interesó mucho, sobre todo la primera época, anterior a los años 80. Esta era muy geométrica, figurativa y enormemente controlada, además de muy política. La mayoría de lo que se presenta en la Marlborough es de la segunda época, con algunas obras realmente soberbias.
El hecho de ser un puente con la siguiente generación de Carlos Alcolea o Guillermo Pérez Villalta sí que considero que fue cierta. Además, Juan Antonio fue muy activo con la generación posterior. Al ser él el director de la galería e impulsarnos, se convirtió también en puente hacia la siguiente generación. Dentro de ésta, conformada por artistas más jóvenes que yo, se fijaron mucho en mí. Algunos hicieron su obra inspirándose en la mía, como Carlos Alcolea, Chema Cobo y quizás también Carlos Franco. Tuve influencia en el grupo, no solamente como base estética para algunos, sino también como figura que hacía recordar a la pintura del negro y blanco de El Paso, pero que derivaba hacia otra cosa.
En cuanto al término de Esquizos, ¿de dónde viene en su opinión ese apodo con el que llamaban a su grupo de artistas los catalanes?
Los catalanes nos miraban con un cierto desprecio. Ellos eran 'los listos', estaban con la vanguardia y nosotros éramos algo de Madrid. En mi opinión luego Grup de Treball no fue realmente tan relevante. Nunca me han agradado estéticamente, pero comprendo que estaban entonces en la vanguardia. Todo lo contrario a nosotros, que habíamos tomado una deriva que se salía del progreso del arte entre comillas.
En los 70, el tipo de arte que estaba más en boca de todos fue el Conceptual, con su mayor foco en Cataluña con Grup de Treball, entre otros. ¿Cómo veía su práctica de la pintura en un momento en el que no era el medio más desarrollado?
Creo que a esos Esquizos de la Nueva Figuración madrileña, como nos llamaban los catalanes, lo que más les interesó de mi obra fue la síntesis a la que llegué en mi trabajo después de haber pasado por múltiples etapas: informalismo, geometrismo y pop.
Cuando terminé con el geometrismo me encontré en el aire. Sentía que el arte iba por otro lado. A final de los 60 pasé por un momento de crisis en la que dejé de pintar. Me dediqué únicamente a hacer dibujos muy automáticos, y me vi en una situación realmente desesperada, pensé que 'el tren se iba'. Creo que es algo que tomé como una especie de suicidio estético, sin embargo seguí por ese camino y mirando atrás al final no me ha ido tan mal.
Sin embargo, luego en los años 80 la cosa cambia y es la pintura la que vuelve a resurgir y a moverse, no sólo en España, sino también en otros muchos lugares del mundo...
En mi opinión siempre todas las tendencias conviven, sólo que algunas veces unas se esconden mientras que otras aparecen. En el fondo siempre están vivas. Efectivamente en los 80 vuelve la pintura, además se pinta de una forma figurativa, con mucha materia, pero los Esquizos ya practicábamos esto desde principios de los 70.
Se dice que su pintura se inspira en el Informalismo de Fautrier o Dubuffet y en los surrealistas y el psicoanálisis, pero ¿hasta qué punto y en qué motivos recurre a ellos o trata de superarlos?
En todo este mundo de surrealismo e informalismo, en mi opinión se encuentra un elemento básico que es el inconsciente. El psicoanálisis teorizó sobre esta especie de reserva anímica dentro del hombre en la que éste no tiene consciente. Sin embargo se encuentra ahí, funcionando de una forma muy activa y que puede ser incluso contraria a lo que la persona desea o sabe. Evidentemente, mi trabajo se sitúa en esta línea. Mi experiencia en el informalismo, esencialmente muy libre, presentaba un problema y es que este era incontrolable. Se basaba en el azar puro y se vivía muy mal con este tipo de arte, uno dependía de encontrar el buen momento para trabajar. Deseaba controlar de alguna manera eso. Creo que mi obra se basa en ese control de lo inconsciente, pero no en destruirlo. Mi idea es que el inconsciente siga vivo, que brote para después darle un organismo o un cuerpo en el que se desarrolle, creo que esa es la base de mi obra.
¿Es verdad que los mejores dibujos que realiza son los que hace cuando está al teléfono?
Esa es una broma que planteé hace algún tiempo y que tiene sentido. Cuando estás hablando por teléfono estás controlando la conversación. En ese momento salen unos dibujos muy curiosos. Como cuando hay una reunión de gente seria, y algunos se aburren y empiezan a dibujar. Ahí es cuando se nota que todo el mundo tiene posibilidades de pintar, pero antes la persona tiene que desconectar de su yo consciente.
En 2007, coincidiendo con su Premio Velázquez, tuvo lugar su antológica 'Iceberg Tropical' en el Museo Reina Sofía. Recuerdo al verla que era paradigma perfecto del desarrollo de su trabajo: una especie de doble o cuádruple personalidad constante. ¿Es así?
Siempre he intentado mantenerme vivo, no estar al servicio de mi estilo, y que este último se convierta en un dictador. Si es así, ese tirano puede llegar a quitarte la vitalidad. Trato de mantener esa línea con la base inconsciente, agarrándome a la parte más viva del individuo. Esta forma de trabajar genera capricho y alternancia, y a eso es a lo que estoy siempre atendiendo, a la necesidad, al capricho, a lo que más me divierte, lo que en cada momento me atrae para mantener lo más viva posible mi obra.
Ahora se inaugura su última exposición junto con la de R. B. Kitaj (1932-2007) en la galería Marlborough de Madrid. ¿Qué cree que les une a ambos en cuanto a su trabajo?
La obra de Kitaj me interesa mucho. Me interesaba mucho de joven y estoy muy contento de presentar mi obra junto a la de él. En el momento en que mi trabajo pasó al grupo de Los Esquizos, allí aparecieron una serie de nombres, artistas nuevos para España que hacían pintura y que hacían figuración. Es el caso de Alex Katz, que entonces lo descubrimos y que creo que era mejor que ahora. También estaba David Hockney cuya obra no me interesaba tanto, pero a los otros sí les atraía más. Y estaba Kitaj, quien también nos interesó mucho, sobre todo la primera época, anterior a los años 80. Esta era muy geométrica, figurativa y enormemente controlada, además de muy política. La mayoría de lo que se presenta en la Marlborough es de la segunda época, con algunas obras realmente soberbias.
miércoles, 26 de marzo de 2014
Las caras de admiración por el cine se convirtieron en caras de terror por los bombardeos
El cine de José Val del Omar (Granada, 1904-1982) compone un ‘corpus’ de creación experimental poco conocido en nuestro país. Realizamos en esta entrevista con la ayuda de Gonzalo Sáenz de Buruaga y Piluca Barquero, familiares, expertos en la obra del creador granadino y albaceas de su legado, un recorrido por vida de este realizador y fotógrafo experimental cuya obra forma parte de una muestra dedicada a una década fundamental en la cultura y el arte español.
En esta entrevista descubrimos aspectos apasionantes del trabajo de Val del Omar en las Misiones Pedagógicas durante la Segunda República y en los años de la Guerra Civil. El universo de Val del Omar es complejo, marcado por un concepto poético de lo audiovisual. Su obra, suma de tradición y de vanguardia, se resume a través de ‘la mecánica mística del cine’, concepto creado por él, en el que resume su anhelo por hacer del cine una experiencia de arte total, en la que trataba de involucrar al unísono todos los sentidos del espectador.
El archivo Val del Omar, que se constituye al localizar, organizar y catalogar el conjunto de documentos que conforman la obra de este director, ¿cuándo y de qué forma comienza?
El archivo Val del Omar, que se constituye al localizar, organizar y catalogar el conjunto de documentos que conforman la obra de este director, ¿cuándo y de qué forma comienza?
Gonzalo Sáenz de Buruaga: “Val del Omar existe gracias a María José, su hija. Sin ella su figura no hubiera tenido ninguna repercusión. Ella trabajaba en el cine americano, gracias a lo cual se podían financiar las películas de su padre”.
Piluca Barquero: “En mi opinión es en 1989 cuando se empieza a trabajar de manera más seria en el Archivo Val del Omar. Lo digo, porque es cuando se comienza a trabajar en el libro ‘Val del Omar sin fin’ y con él cuando se inicia la gran recuperación de su trabajo. El laboratorio PLAT (Picto Lumínica Audio Táctil), el estudio de Madrid donde trabajó durante sus últimos años fue un regalo de Gonzalo (su yerno) y de María José. El realizador tuvo épocas de trabajos rentables como en los Estudios Chamartín, como jefe de Efectos Especiales, en ENOSA (Empresa Nacional de Óptica S.A.), en la antigua Escuela de Cine, o en los Festivales de España. Val del Omar tuvo muchos trabajos alimenticios”.
Piluca Barquero: “En mi opinión es en 1989 cuando se empieza a trabajar de manera más seria en el Archivo Val del Omar. Lo digo, porque es cuando se comienza a trabajar en el libro ‘Val del Omar sin fin’ y con él cuando se inicia la gran recuperación de su trabajo. El laboratorio PLAT (Picto Lumínica Audio Táctil), el estudio de Madrid donde trabajó durante sus últimos años fue un regalo de Gonzalo (su yerno) y de María José. El realizador tuvo épocas de trabajos rentables como en los Estudios Chamartín, como jefe de Efectos Especiales, en ENOSA (Empresa Nacional de Óptica S.A.), en la antigua Escuela de Cine, o en los Festivales de España. Val del Omar tuvo muchos trabajos alimenticios”.
En los años 20, Val del Omar viajó a Francia, se sabe poco de esa etapa, ¿por qué es más desconocido este momento?
GSB: “Visitó París muy joven, en el año 1921, con tan solo 17 años. Estuvo allí antes que Buñuel, a pesar de ser menor que él. Sus padres se habían divorciado y él vivía con su abuela. Todos los ‘caprichos’ que tenía su nieto se los daba ella. Solamente estuvo en París unos meses, pero el viaje fue fructífero. Allí empezó a ver películas en el cine club de Louis Delluc y conoció al director francés Marcel l'Herbier, amistad que mantuvo durante el resto de su vida. En definitiva fue un viaje iniciático para él”.
Con dinero de su abuela, Val del Omar realizó su primera película, ‘En un rincón de Andalucía’, en 1927. Sin embargo, no le gustó el resultado y la destruyó. Después hizo un viaje a Las Alpujarras con la intención de hacer meditación trascendental. En aquel momento pasó de ser un bohemio (su familia tenía un concesionario de la marca de coches Buick) y comenzó a reflexionar sobre el ‘sentido místico de la energía’. Aquí se forjó la Meca Mística. La mecánica ya estaba presente desde la época de los coches.
GSB: “Visitó París muy joven, en el año 1921, con tan solo 17 años. Estuvo allí antes que Buñuel, a pesar de ser menor que él. Sus padres se habían divorciado y él vivía con su abuela. Todos los ‘caprichos’ que tenía su nieto se los daba ella. Solamente estuvo en París unos meses, pero el viaje fue fructífero. Allí empezó a ver películas en el cine club de Louis Delluc y conoció al director francés Marcel l'Herbier, amistad que mantuvo durante el resto de su vida. En definitiva fue un viaje iniciático para él”.
Con dinero de su abuela, Val del Omar realizó su primera película, ‘En un rincón de Andalucía’, en 1927. Sin embargo, no le gustó el resultado y la destruyó. Después hizo un viaje a Las Alpujarras con la intención de hacer meditación trascendental. En aquel momento pasó de ser un bohemio (su familia tenía un concesionario de la marca de coches Buick) y comenzó a reflexionar sobre el ‘sentido místico de la energía’. Aquí se forjó la Meca Mística. La mecánica ya estaba presente desde la época de los coches.
PB: “En los años 20, Val del Omar ya está hablando de sus futuros inventos, como la diafonía (sistema de sonido de dos fuentes sonoras anterior al sistema estéreo), el desbordamiento apanorámico (la proyección de imágenes abstractas en las paredes laterales y el suelo de la sala junto a la proyección tradicional) o la ‘tactilvisión’ (proyectar fuentes de luz sobre objetos tridimensionales para darles vida y sensación de corporeidad).
En los años 30 Val del Omar entra a formar parte de las Misiones Pedagógicas (1931-1934) fundadas por Bartolomé Cossío durante la Segunda República. Trabajaba como fotógrafo, director de cine, montador y proyeccionista. ¿Cómo entró a formar parte de aquel movimiento pedagógico?
GSB: “En realidad se ‘enroló’ en las Misiones a través de Bartolomé Cossío. Cossío era un ídolo para Val del Omar. El cineasta había leído su libro sobre El Greco, un estudio fundamental que cambió totalmente la imagen del pintor en España. Hasta su publicación, El Greco era considerado un extravagante o un loco, un tipo con un defecto en la vista”.
En algún escrito Val del Omar afirma que fue Federico García Lorca quien le presentó a Bartolomé Cossío. Lorca era mayor que él y en aquel tiempo un personaje ya reconocido. El universo de Val del Omar era eminentemente técnico y entonces casi nadie sabía nada acerca de lo que él hacía. La técnica en esos años era algo ‘extravagante’. Tuvo un círculo muy pequeño de amigos, no existe ningún documento en el que Lorca mencione al director de cine. Sin embargo, su contacto con Cossío fue grande, estuvo en las Misiones desde el principio y con ellas realizó, según sus propias declaraciones, más de 40 documentales. Prácticamente en paradero desconocido.
PB: “Pensamos que alguno de estos documentales podrían aparecer con el tiempo en algún archivo militar. Una de las teorías acerca de esto es que el Gobierno franquista los eliminó, otra es que la propia casa Kodak se deshizo de ellos. Kodak ponía el negativo, y le daba una copia del documental a Val del Omar. Aunque existen unos archivos sin clasificar en Rochester, se cree que Kodak se pudo deshacer drásticamente de todas aquellas películas”.
GSB: “Este es un punto que está por explorar. Me resisto a pensar que estén todas perdidas. Lo cierto es que nos han llegado solo cinco documentales de aquellos años. Entre ellos ‘Estampas 1932’, de la que se presenta cierto material en esta exposición del Reina Sofía, y ‘Vibración de Granada’ –película hecha con material de las Misiones, pero sufragada por Val del Omar– y que es una premonición de lo que haría en ‘Aguaespejo granadino’ de 1953”.
También trabajó con Josep Renau, el que fue director general de Bellas Artes durante la guerra, ¿no es así?
GSB: “Su trabajo con Renau está documentado. Val del Omar pertenecía al Ministerio de Instrucción Pública de la República. Renau era entonces director general de Bellas Artes, y Val del Omar estuvo en Valencia hasta el final de la guerra. En mi opinión, toda la obra de foto-collage de Renau influyó bastante en el cineasta”.
GSB: “Su trabajo con Renau está documentado. Val del Omar pertenecía al Ministerio de Instrucción Pública de la República. Renau era entonces director general de Bellas Artes, y Val del Omar estuvo en Valencia hasta el final de la guerra. En mi opinión, toda la obra de foto-collage de Renau influyó bastante en el cineasta”.
Muchas de las fotos del Pabellón de la República de París (1937) fueron tomadas por Val del Omar y Gonzalo Menéndez Pidal durante las proyecciones de cine de las Misiones. Lo que hacía luego Renau con ellas era realizar ‘collages’. En uno de los libros recientemente publicados con motivo de la muestra del Museo Reina Sofía, Jordana Mendelsson, la comisaria de la misma, trata el tema de las fotografías de Val del Omar, de las cuales algunas sirvieron para hacer los collages de Renau. También sus fotos hechas durante las Misiones, las de los niños asombrados ante el cine, se utilizaron como propaganda para ilustrar la idea de que eran niños aplastados por la aviación fascista.
PB: “Las caras de admiración con el cine se convirtieron en caras de terror por los bombardeos de la aviación fascista”.
¿Qué sucede con Val del Omar cuando los nacionales entran en Valencia casi al final de la guerra?
PB: “Cuando los nacionales entraron en Valencia, Val del Omar estaba esperando a que le dieran el ‘paseillo’, para ser fusilado. Pero al ser un técnico pudo escapar de la muerte, pues los nacionales le mandaron a trabajar en Radio Mediterráneo en el Circuito Perifónico, un invento suyo, que luego se destinó a la propaganda del Régimen. Estuvo unos meses trabajando hasta que, sin saber aún cómo, le dejaron marcharse. Finalmente viajó a Madrid en 1941”.
En los años 30 trabajó en diversos inventos como en un antecedente de lo que hoy conocemos como zoom...
GSB: “Inventó el zoom mucho antes de que el que conocemos hoy en día se patentara. Lo creó guiado por un sentido místico de la imagen, el de ‘aprojimar’ a los gitanos del Albaicín hasta el Palacio de la Alhambra. De hecho existe un zoom en una de sus películas de los años 30, ‘Fiestas profanas, fiestas cristianas’ (1934-35). Aquí puede verse una escena hecha con esta técnica, con unos molinos de viento de Cartagena como fondo. En ésta, aparte del movimiento de rotación, hay un acercamiento de zoom, cuando aún no estaba patentado el invento”.
viernes, 14 de marzo de 2014
Yoko Ono a los 80 y Olafur Eliasson
Yoko Ono. Half-a-Window Show. Museo Gugghenheim. Bilbao. Hasta el 1 de septiembre.
Los 60, ¡aquellos maravillosos años!, aquella maravillosa época de experimentación. Allí se dio al traste de una vez por todas con el arte elevado. Fue en ese momento, en Nueva York, cuando una joven artista japonesa llamada Yoko Ono empezó a aportar su granito de arena a esa revolución cultural que supuso la década. Desde su loft neoyorquino, por el que pasaron la gran mayoría de los creadores de la escena conceptual Fluxus del momento, se dio eso que ha venido a llamarse arte de acción. Ahora, muchos años después, Yoko Ono nos presenta una visión retrospectiva de lo que fue todo aquello en 'Half-a-Window show' en el museo Guggenheim de Bilbao.
Yoko Ono no es John Lenon, ni por asomo la 'esposa de...' ese reconocido cantante. Yoko Ono es una artista conceptual, cuyo trabajo de corte feminista, precisamente trataba de romper con esa posición dominante del patriarcado. En esta exposición podemos contemplar material relacionado con una de las performances más importantes del feminismo, e ideada por la japonesa. Se trata de 'Cut piece', una acción de 1965 en la que la artista invitaba a los espectadores de la performance a recortar su vestido. Con ésto trataba de denunciar el rol pasivo de la mujer, dominada por el hombre a lo largo de la historia.
La exposición incide también en la importancia de la amplitud del abanico de medios con los que trabajó la creadora. Desde pintura, vídeo, performance, escultura, etc..., a sus 80 años Yoko Ono no ha dejado de trabajar. Lo interesante de su trayectoria es ver como apostó desde un principio por llevar a cabo un 'mix' de medios artísticos en sus obras. Fue en los 60, cuando se puso el énfasis en eliminar las líneas divisorias entre los distintos soportes y las distintas categorías artísticas. En una misma pieza podía verse danza, unida a poesía, mezclada con pintura, y completada por el vídeo o la fotografía, todo en uno.
Además la idea de juego, el azar, la importancia de la vida cotidiana y lo inmaterial son otros de los conceptos que inundan su creación y que pueden verse en la muestra. Todos ellos nos llevan a la experiencia de Dadá y de Duchamp, y en los años 50 a las creaciones de John Cage: 4' 33'' y Pieza teatral N°1.
Los 60, ¡aquellos maravillosos años!, aquella maravillosa época de experimentación. Allí se dio al traste de una vez por todas con el arte elevado. Fue en ese momento, en Nueva York, cuando una joven artista japonesa llamada Yoko Ono empezó a aportar su granito de arena a esa revolución cultural que supuso la década. Desde su loft neoyorquino, por el que pasaron la gran mayoría de los creadores de la escena conceptual Fluxus del momento, se dio eso que ha venido a llamarse arte de acción. Ahora, muchos años después, Yoko Ono nos presenta una visión retrospectiva de lo que fue todo aquello en 'Half-a-Window show' en el museo Guggenheim de Bilbao.
Yoko Ono no es John Lenon, ni por asomo la 'esposa de...' ese reconocido cantante. Yoko Ono es una artista conceptual, cuyo trabajo de corte feminista, precisamente trataba de romper con esa posición dominante del patriarcado. En esta exposición podemos contemplar material relacionado con una de las performances más importantes del feminismo, e ideada por la japonesa. Se trata de 'Cut piece', una acción de 1965 en la que la artista invitaba a los espectadores de la performance a recortar su vestido. Con ésto trataba de denunciar el rol pasivo de la mujer, dominada por el hombre a lo largo de la historia.
La exposición incide también en la importancia de la amplitud del abanico de medios con los que trabajó la creadora. Desde pintura, vídeo, performance, escultura, etc..., a sus 80 años Yoko Ono no ha dejado de trabajar. Lo interesante de su trayectoria es ver como apostó desde un principio por llevar a cabo un 'mix' de medios artísticos en sus obras. Fue en los 60, cuando se puso el énfasis en eliminar las líneas divisorias entre los distintos soportes y las distintas categorías artísticas. En una misma pieza podía verse danza, unida a poesía, mezclada con pintura, y completada por el vídeo o la fotografía, todo en uno.
Además la idea de juego, el azar, la importancia de la vida cotidiana y lo inmaterial son otros de los conceptos que inundan su creación y que pueden verse en la muestra. Todos ellos nos llevan a la experiencia de Dadá y de Duchamp, y en los años 50 a las creaciones de John Cage: 4' 33'' y Pieza teatral N°1.
Olafur Eliasson. Your succesful uncertainty. Galería Elvira González. Madrid. Hasta el 16 de abril.
De espectáculo para los sentidos. Así puede ser catalogado el arte de Olafur Eliasson, creador danés internacionalmente reconocido por su proyecto para la Sala de Turbinas de la Tate Modern, 'The weather project'. Este artista, profesor en la universidad de arte de Berlín, presenta ahora en la galería madrileña Elvira González su trabajo titulado 'Your succesful uncertainty', un compendio de varias de sus instalaciones que no pueden dejar de visitar.
La nueva muestra del espacio madrileño trata de interactuar con el espectador, al presentarle diversas obras que incluyen dispositivos ópticos, instalaciones de luz, una brújula suspendida y una serie fotográfica. Las piezas tienen como base conceptual todo lo que tiene que ver con la filosofía moderna de la 'Fenomenología de la percepción', en la que la experiencia de espacio y de tiempo de la pieza, la experimentamos a partir más bien de nuestro cuerpo que de nuestra mente.
'No es solo lo que ves, sino cómo lo ves'. Así, perspectiva, efectos de luces sobre los objetos, sombras y efectos ópticos en general llevan su trabajo al campo del ilusionismo, nos adentran en una experiencia enormemente sensorial. La trayectoria del artista danés se vio enormemente potenciada con la instalación de la sala de turbinas de la Tate Modern. En 'The weather project' (2003-2004) se podía ver algo parecido a un inmenso sol rendondo realizado a partir de miles de bombillas. A lo largo de los seis meses que duró la exposición pasaron por ella dos millones de visitantes.
Aparte de la naturaleza y de los sentidos, Olafur Eliasson conecta sus proyectos también con la sociedad actual, tratando de actuar sobre ella con la intención de mejorarla. Muestra de ello es su colaboración con el artista y activista chino Ai Wei Wei. Verdaderamente se nos antoja difícil caer en la cuenta de esta última afirmación del danés, pues ciertamente sus instalaciones son espectaculares, un goce para los sentidos, pero si tienen visos críticos o denunciatorios con su tiempo, son tan crípticos que se hacen inapreciables.
De espectáculo para los sentidos. Así puede ser catalogado el arte de Olafur Eliasson, creador danés internacionalmente reconocido por su proyecto para la Sala de Turbinas de la Tate Modern, 'The weather project'. Este artista, profesor en la universidad de arte de Berlín, presenta ahora en la galería madrileña Elvira González su trabajo titulado 'Your succesful uncertainty', un compendio de varias de sus instalaciones que no pueden dejar de visitar.
La nueva muestra del espacio madrileño trata de interactuar con el espectador, al presentarle diversas obras que incluyen dispositivos ópticos, instalaciones de luz, una brújula suspendida y una serie fotográfica. Las piezas tienen como base conceptual todo lo que tiene que ver con la filosofía moderna de la 'Fenomenología de la percepción', en la que la experiencia de espacio y de tiempo de la pieza, la experimentamos a partir más bien de nuestro cuerpo que de nuestra mente.
'No es solo lo que ves, sino cómo lo ves'. Así, perspectiva, efectos de luces sobre los objetos, sombras y efectos ópticos en general llevan su trabajo al campo del ilusionismo, nos adentran en una experiencia enormemente sensorial. La trayectoria del artista danés se vio enormemente potenciada con la instalación de la sala de turbinas de la Tate Modern. En 'The weather project' (2003-2004) se podía ver algo parecido a un inmenso sol rendondo realizado a partir de miles de bombillas. A lo largo de los seis meses que duró la exposición pasaron por ella dos millones de visitantes.
Aparte de la naturaleza y de los sentidos, Olafur Eliasson conecta sus proyectos también con la sociedad actual, tratando de actuar sobre ella con la intención de mejorarla. Muestra de ello es su colaboración con el artista y activista chino Ai Wei Wei. Verdaderamente se nos antoja difícil caer en la cuenta de esta última afirmación del danés, pues ciertamente sus instalaciones son espectaculares, un goce para los sentidos, pero si tienen visos críticos o denunciatorios con su tiempo, son tan crípticos que se hacen inapreciables.
viernes, 7 de marzo de 2014
Allan Kaprow vs Matisse
Allan
Kaprow. Otras maneras. Fundación Antoni Tàpies. Barcelona. Hasta el
30 de mayo.
“...Cualquier
clase de objeto constituye un material para el nuevo arte: la
pintura, las sillas, la comida, las luces eléctricas y las luces de
neón, el humo, el agua, unos calcetines viejos, un perro, las
películas y otro millón de cosas que los artistas de la presente
generación descubrirán...”. En 1958, el artista norteamericano
Allan Kaprow escribía 'The legacy of Jackson Pollock', al que
pertenece el extracto antes citado. El texto supuso un punto de
arranque fundamental acerca de lo que vendría a posteriori en la
década de los 60. Como decía el artista, 'esta será la alquimia
del arte'. Su figura y su trabajo, son ahora objeto de exposición en
la nueva muestra de la Fundación Antoni Tàpies titulada 'Otras
maneras'.
Nuevos
caminos son los que podemos ver aquí. Otras vías que en definitiva
no hicieron más que alejarse del gran arte de la pintura para abrir
senderos que llevaron hacía la irrupción de la performance y del
happening. Las premoniciones de Kaprow se cumplieron, y el arte de
acción, el land art, el minimal o el conceptual, entre otros,
eclosionaron en una década marcada por la creación en constante
conexión con el activismo.
Arte
y revolución se dieron la mano en los 60 para llegar hasta hitos tan
fundamentales como los Feminismos o la crítica institucional y el
anticonsumismo. Algunas de las obras que se pueden ver en esta
muestra como 'Birds (Pájaros)' o 'Household (En familia)', de 1964,
están en íntima conexión con los movimientos feministas. La deriva
hacia la inmaterialidad del objeto artístico con el que trabajaban
los creadores en los 60, llevó a la importancia del cuerpo en sus
performances como herramienta con la que trabajar, así como el uso
de materiales efímeros como el hielo.
Kaprow
llegaría a estas conclusiones guiado, como no, por el 'padre'
conceptual de la mayoría de los artistas relacionados con el
movimiento Fluxus: John Cage. A finales de los 50, Kaprow asistió a
conferencias y clases impartidas por Cage en la New School for Social
Research de Nueva York donde daba clases. Allí el artista americano
se dio cuenta de la importancia prestada al azar por parte de Cage.
Esto luego lo incorporó a sus happenings. Fue entonces cuando hizo
su famosa '18 happenings in 6 parts', presente en la exposición, y
con la que se inauguró la galería Reuben en 1959.
Henri
Matisse: The Cut-Outs. Tate Modern. Londres. Hasta el 7 de
septiembre.
En
su época, sonaron a chiste para muchos, hoy son obras maestras para
todos. Los recortables de Matisse, presentes en una exposición en la
Tate Modern de Londres durante estos días, demuestran el impulso
creativo de un artista, que aún estando convaleciente jamás se
resignó a abandonar su trabajo. Al igual que Picasso, la pasión por
crear de Matisse le acompañó hasta sus últimos días. La
exposición, que contará con 120 obras de colecciones privadas y
museos de todo el mundo, será "la más importante jamas
organizada sobre el trabajo de Matisse" con esta técnica.
En
1941 el artista francés fue diagnosticado de cáncer, lo que le
obligó como consecuencia de la operación a estar postrado en una
silla de ruedas el resto de sus días. Matisse cambió entonces los
pinceles por unas tijeras de gran tamaño con los que empezó a
recortar papeles de colores guiándose por una esencia de la forma y
un primitivismo que habían estado presente en toda su obra anterior.
Para
la colocación de estos recortables en el entorno de sus
composiciones el artista contó con asistentes, una de ellas fue
Jacqueline Duhême. Ésta, con apenas 21 años empezó a trabajar con
el artista francés.
La
técnica a la hora de realizar estos recortables era primeramente
escoger papeles de colores rectangulares para presentárselos a
Matisse. Este los recortaba y luego Jacqueline los colocaba con
alfileres sobre la pared, siguiendo las indicaciones del artista.
Color,
color a raudales a gran escala. Los recortables poco a poco fueron
ganando tamaño. La escala de los mismos creció exponencialmente
hasta llegar a los diseños de la capilla del Rosario de Vence, su
proyecto más ambicioso. Energía y alegría de vivir en estado puro
podrán verse en esta muestra, al estilo Matisse.
viernes, 28 de febrero de 2014
Las Furias en el Prado y Olga Simón en la Galería Rafael Pérez Hernando
Las
Furias. De Tiziano a Ribera. Museo del Prado. Madrid. Hasta el 4 de
mayo.
El
Museo del Prado de Madrid nos acerca el arte de los clásicos a
través de una serie de obras clave. Las Furias de Tiziano vuelven a
ser protagonistas en esta nueva exposición temática. En ella se
recurre a estas piezas fundamentales, como excusa para presentar la
interpretación de estos seres mitológicos por parte de otros tantos
creadores como Miguel Angel, Rubens, Luca Giordano o Ribera. Las
Furias eran cuatro figuras marcadas por el dramatismo y la violencia,
que ejemplificaban a la perfección la característica principal del
arte del Renacimiento en su adaptación de los temas de la mitología
a la historia del momento.
Ticio,
Tántalo, Sísifo e Ixión fueron identificados en forma de alegoría
política en el siglo XVI como los príncipes alemanes que lucharon
contra su hermano, el emperador Carlos V. Este les derrotó en la
batalla de Mühlberg, acontecimiento acerca del que Tiziano realizó
una pintura del emperador montado a caballo, conservada también en
el Museo del Prado.
Los
motivos de las piezas contenidas en la muestra son horribles condenas
que se repiten en la eternidad, y que parecen sacadas de las más
terribles pesadillas. Más propias de una 'peli de terror' que de un
museo, los cuadros donde se representan las Furias presentes en esta
exposición fueron seguramente hechos con el deseo de sembrar pavor
sobre todo aquel que los contemplara. Recuerdan éstos a aquella
técnica de los emperadores babilónicos, de colocar representaciones
de horribles bestias en las entradas de sus imperios, con el fin de
amedrentar a todo aquel que se 'asomara' con pretensiones de
conquista.
'De
todo, menos bonitos', así son estos seres. La noción de Furias, en
realidad, no le correspondía a estos cuatro seres mitológicos en su
origen. Se refería por el contrario, a unos personajes femeninos,
personificación del castigo y la venganza, encargados
de velar porque los condenados en el Hades cumplieran sus castigos.
Sin embargo la confusión en su denominación, ha sido casi una
bendición para el mundo moderno, que ha recurrido a ella en
innumerables ocasiones. La teórica marxista Rosa Luxemburgo, por
ejemplo, asimiló los trabajos de Sísifo (condenado a arrastrar una
gran piedra hasta lo alto de una montaña eternamente) con la lucha
del proletariado en el siglo XX.
Olga
Simón. Dream 2013. Galería Rafael Pérez Hernando. Madrid. Hasta el
29 de marzo.
La
fotógrafa española Olga Simón, conocida por su serie 'Jardín
Polar', presenta ahora en la galería madrileña Rafael Pérez
Hernando su nuevo trabajo. 'Dream 2013', que es como se titula esta
nueva 'aventura' fotográfica, es fruto de un autoanálisis reflexivo
de la creadora a partir de una imagen histórica de archivo ya
fabricada. La exposición se encuadra en el 'FMM Festival de Miradas
de Mujeres' y forma parte de la exposición 'El retrato y la muerte'
comisariada por Virginia de la Cruz Lichet.
Este
nuevo trabajo de Olga Simón está muy en sintonía con el tema de la
muestra. Las imágenes de esta fotógrafa nos dejan casi siempre
'helados' por la fuerza y la contundencia con la que están hechas;
más aún, cuando la imagen a partir de la que ha trabajado Simón es
una foto que pertenece a la práctica documental post-mortem. Un tipo
de fotografía que se realizó en España hasta los años 80.
Los
retratos por encargo de familiares fallecidos eran extremadamente
escalofriantes, sobre todo aquellos que documentaban la muerte de
algún niño. Estos muchas veces aparecían en poses o actitudes
(jugando o como si estuvieran dormidos) que pretendían dar la
apariencia de estar aún vivos.
'Dream
2013' es un material marcado por un carácter bastante íntimo de la
autora. Se mezclan aquí lo trágico y lo onírico, dejándonos ver
una obra conectada con lo que parece una maternidad interrumpida. Las
fotografías tienen un halo de verdad pero también de mentira,
dualidad que nos invita a reflexionar acerca de la importancia o no
de la autenticidad de las imágenes.
La
nueva obra de Olga Simón es una evocación poética acerca del ser y
sus 'fantasmas'. Miedos, sueños y frustraciones resumidos en el
poder de una imagen.
viernes, 21 de febrero de 2014
Dan Graham en ARCO y La ventana de Pep Vidal en Louis 21
Dan
Graham. ARCO. Espacio de la galería Nicolai Wallner. Hasta el 23 de
febrero.
En
mitad del trasiego que se viene dando estos días por la Feria de
Arte Contemporáneo más importante de nuestro país, ARCO,
(no es la única feria, también existe JUSTMAD), en
ese ir y venir de profesionales y curiosos amantes de la creación
contemporánea se encuentra una pequeña 'isla' gobernada por el
juego y la interactividad con el espectador. La instalación del
creador norteamericano Dan Graham, situada en el epacio de la galería
danesa Nicolai Wallner, es un pequeño remanso de paz en donde parece
haberse detenido el tiempo. Un híbrido entre lo arquitectónico y lo
escultórico, basado en un juego de 'espejos' laberíntico, que
recuerdan a espacios como la galería de los espejos de Versalles.
Durante
estos días de duración de la feria, Graham se ha dejado ver por
diferentes lugares de Madrid como La Casa Encendida. Allí habló de
su trabajo en el marco de un ciclo titulado 'Artist Talks'.
Con retransmisión online en directo se pudo ver en su presentación
un repaso a toda su carrera. En ésta, Graham explicaba como se
interesa por la comunicación basada en el intercambio de miradas de
los individuos. El artista se remitía constantemente a la
importancia que tuvieron los años 60 en el desarrollo de obras
motivadas no por un afán profesionalizante y económico, sino por el
mero interés de experimentar. La profesionalización del arte en los
80, marcó un declive en el arte, según él.
La
importancia del cuerpo en sus instalaciones y videoperformances
marcan la tónica general de su trabajo, en donde toma las ideas de
la fenomenología de la percepción de Merleu Ponty. Precisamente fue
en los 60 cuando una gran cantidad de artistas empezaron a trabajar
con el cuerpo como herramienta, pero también como lugar de
interactividad. Estos tenían la intención de romper con los
idearios cartesianos e historicistas que habían sustentando al arte
hasta el momento. Los sentidos y lo corporal se convirtieron entonces
en las vías a través de las que experienciar el mundo.
En
ARCO, podemos hacernos una idea de todas estas nociones al contemplar
su instalación. La experiencia de espacio y de tiempo que supone
transitar por los pasillos de la pieza, se unen al interés del
artista en combinar la arquitectura con el vídeo. De hecho, en la
feria, se podía ver como muchos espectadores de la obra, entraban
concientemente en ella con cámaras para retratar a la persona del
pasillo contiguo o del exterior. Ahora lo fenomenológico es lo
importante, atrás queda el Graham de 'Rock myReligion'.
Beyond.
Pep Vidal. Galería Louis 21. Madrid. Hasta el 29 de marzo.
¿Somos
mirones por naturaleza? ¿Es nuestra curiosidad de mirar más fuerte
que la indiferencia hacia lo que nos rodea? Efectivamente somos
'voyeurs' por antonomasia. Nos encanta mirar sin ser vistos,
contemplar desde la distancia, desde una posición cómoda. Este
ejercicio nos supone un placer inconmensurable, un placer escópico.
La galería madrileña Louis 21 ha sabido sacarle partido a esta
pulsión a través de su nuevo formato expositivo: 'The Window'.
Se
trata de algo tan simple y a la vez tan complejo como disponer una de
las ventanas del espacio (la que da a la calle Doctor Fourquet de
Lavapiés) para que los artistas que considere la galería, la
intervengan a su manera. Se genera así un diálogo entre el
espectador transeúnte y mirón con el interior expositivo. El
proyecto presente en la galería en la actualidad se titula 'Beyond',
y ha sido ideado por el creador barcelonés Pep Vidal.
'Beyond'
nos invita a mirar 'más allá'. La ventana que da a la calle, ciega
en su totalidad, deja sin embargo un pequeño hueco circular abierto
por el que podemos mirar. Algo así como la 'Étant Donnés' de
Duchamp o 'La ventana indiscreta' de Hitchcock. A través de esa
pequeña rendija hacia otros mundos, podemos contemplar un
espectáculo de formas microscópicas. Un lugar pequeño que evoca
un universo de ciencia ficción. Aparece ante nuestros ojos algo
parecido a una pecera cuidadosamente iluminada, con elementos
orgánicos que deambulan sumergidos en agua en su interior. Entre
estos elementos están lo que parece un tubérculo junto a un buen
número de artemias, seres prehistóricos marinos que casi no han
evolucionado desde su aparición.
Lo
interesante de esta pieza, además de su interés voyeurístico, es
el ir viendo el proceso de transformación de los seres vivos de la
obra. La forma en que se va pudriendo la 'patata' contenida en la
pecera, al tiempo que se van reproduciendo las artemias. Un arte
efímero, tan característico del arte contemporáneo, que nos habla
de una ideación que no ha sido realizada para durar por los siglos
de los siglos. Además Vidal conecta todos estos procesos con su
interés por los cambios infinetisimales, transformaciones casi
inapreciables que sin embargo son fundamentales para la evolución.
Estos cambios abandonan su carácter infinitesimal cuando se
convierten en visibles, cuando se evidencia una variación muy grande
de un estado a otro, al contrario que en esta instalación donde todo
sigue siendo cuasi místico e imperceptible.
viernes, 14 de febrero de 2014
La metamorfosis de Loïe Fuller y el tachismo de Otto Wols
Escenarios del cuerpo. La
metamorfosis de Loïe Fuller. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 4
de mayo.
Luz, movimiento, color y efectos
hipnóticos para la vista. Pocos espectáculos de principios de siglo
podían contar con estos elementos como principal atractivo. La danza
de Loïe Fuller, por el contrario, los combinaba a la perfección
para hacer del baile una experiencia de arte total. La bailarina, de
origen norteamericano, revolucionó el arte de la danza a finales del
XIX. En París, en el Folies Bergere, su trabajo fue
internacionalmente reconocido. Ahora, La Casa Encendida de Madrid le
rinde homenaje a través de una exposición monográfica que ayudará a profundizar más en su figura.
La Loïe Fuller, como la llamaban
artistas e intelectuales como Mallarmé o Picasso nació un 22 de
enero de 1862 en Fullersburg, Chicago. Su padre, violinista además
de bailarín ocasional y su madre, cantante de ópera amateur,
influyeron en el interés de la pequeña hacia las artes en general.
Tras haber trabajado durante su infancia haciendo pequeños papeles
teatrales y dedicándose tímidamente al canto, finalmente se
introdujo en el mundo de la danza trabajando como bailarina. En 1889
fundó su propia compañía, haciendo una gira por los Estados
Unidos, Bermudas, las Antillas y Jamaica.
El paso a Europa vendría un poco
después, aterrizando primero en Londres, en donde asistió a clases
de danza de una forma ya profesional. En otoño de 1891, tras
dedicarse a la danza de la falda, relacionada con el 'can-can',
regresó a Estados Unidos. Allí fue donde la bailarina empezó a
interesarse por el que será el elemento innovador de sus
coreografías: los efectos ópticos e hipnóticos, generados a
partir de las innovaciones en materia de electricidad, iluminación y
rayos X. Durante la realización de un papel en una obra teatral,
donde interpreta a un paciente sometido a una sesión de hipnósis,
se le ocurre utilizar una camisa de mangas muy largas y anchas que le
permiten gran movimiento. Sobre ésta proyectará luego luces de
colores. El efecto plástico-hipnótico conseguido puso a la Fuller
en el camino hacia un éxito a nivel mundial con sus números de
baile y fantasía caleidoscópica.
La bailarina americana, junto con
Isadora Duncan, con la que trabajó durante un tiempo, están
consideradas las creadoras de la danza moderna. Las formas de sus
danzas se inspiran en la naturaleza. Fuller hablaba de la mímesis en
su baile. Ella enraizaba este concepto en la antigüedad grecolatina.
La mímesis entonces no tenía el significado de copia que tiene hoy
en día, sino que era pura creación a partir de la realidad.
Creación desarrollada en el marco del teatro clásico, donde el
baile y el drama eran inconcebibles por separado. Así los
movimientos de la Fuller en 'La danza serpentina' nos recuerdan a
veces al aleteo de una mariposa o al de una libélula. Las elipses
que dibuja con su cuerpo y con su vestido en el espacio, tratan de
hipnotizar al espectador, en un espéctaculo que requería un gran
número de técnicos iluminadores cuya función era proyectar luces
de colores sobre su atuendo.
Tan trascendental llegó a ser su baile
que en la exposición universal de París de 1900 se le dedicó un
pabellón únicamente a su figura. Fue de hecho, según algunos
historiadores del arte, un punto de inspiración fundamental para
Picasso (el cual la vio en la exposición universal) a la hora de
pintar 'Las señoritas de Avignon'.
Wols: El Cosmos y la calle. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid. Hasta el 26 de mayo.
Los años de la Segunda Guerra Mundial
fueron trascendentales para la deriva del arte contemporáneo tras el
efecto de shock que supuso el conflicto. El 'tiempo del estupor' que
se vivió durante la postguerra trajo consigo un impulso catárquico
de un gran número de artistas que sintieron la necesidad de expulsar
todos los fantasmas aparecidos como consecuencia de la deflagración.
Uno de estos creadores, poco conocido entre el público español, fue
el alemán Otto Wols, al que el Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía de Madrid le dedica una exposición centrada en los dos hitos
fundamentales de su trabajo: su obra gŕafica por un lado y su
trabajo fotográfico por el otro.
'Otto Wols: el cosmos y la calle' es una muestra esclarecedora. Las piezas, cerca de 90, que se han
traído de muchas instituciones públicas y privadas de todo el mundo
nos ayudan a hacernos una idea de quien se esconde detrás de este
nombre. La verdadera identidad de Wols era Alfred Otto Wolfgang
Schulze. En los años 30, con el ascenso de los nazis al poder en
Alemania, muchos artistas alemanes exiliados a otros países se
cambiaban el nombre con el fin de evitar cualquier vinculación con
su lugar de origen.
La primera parte de la muestra, 'El
cosmos', representa un universo marcado por el impulso frenético de
crear. Su trabajo, de tipo abstracto, nos sitúa en el denominado
'tachismo', un tipo de arte que evoluciona del surrealismo y que se
expande después de la guerra junto a otros movimientos como el
Informalismo o el Expresionismo abstracto en los Estados Unidos.
A diferencia de las ínfulas
triunfantes del gran arte de la pintura americana, el tachismo se
relaciona con el existencialismo de Sartre o Adorno. Los dibujos,
acuarelas, pinturas y grabados de esta parte de la exposición nos
hablan también de la importancia otorgada a lo informe por parte de
artistas como Wols, Fautrier, Dubuffet o Michaux. El arte primitivo,
el arte de los enfermos mentales, o el arte naif, en conexión con
el art brut, será la tónica conceptual y estética por la que se
rige la obra del alemán.
Por su parte, el trabajo fotográfico
presente en la exposición nos indica la salida del estudio por parte
del artista. Éste toma el espacio de la calle. Las imágenes que
podemos ver en la muestra son de antes de la guerra, captadas entre
1932 y 1938. Estas parecen marcadas por un ambiente de extrañeza o
'unheimlich' freudiano generado por las grandes tensiones políticas
de los movimientos de masas de los años 30. En sus imágenes se
aparecen objetos sobre los que los efectos de las luces y las sombras
evocan juegos plásticos imaginativos surrealistas. Sus fotografías
recuerdan mucho a las imágenes de otros fotógrafos célebres de la
época como Brassai, Kertesz o Dora Maar.
viernes, 7 de febrero de 2014
El arte de Cézanne y los GIFs animados de la TATE
Cézanne
Site/Non Site. Museo Thyssen Bornemisza. Madrid. Hasta el 18 de mayo.
El
museo Thyssen Bornemisza de Madrid presenta 'Cézanne Site/Non Site', una muestra dedicada al maestro francés a través de 58 de sus
pinturas. Detrás de estas composiciones, basadas en paisajes,
bodegones y bañistas, se encuentra la clave de un arte que se
debatió entre el exterior del paisaje que representaba, y el
interior introspectivo del estudio.
De
ahí la dualidad representada a través del título de la exposición.
Éste, hace referencia, por otro lado, a la interpretación que hizo
el creador Robert Smithson en los años 60 acerca de la obra del
francés. Smithson criticaba la visión meramente formalista y
autoreferencial, carente de la importancia del paisaje exterior, que
formularon los cubistas acerca de sus pinturas.
Cézanne,
nacido en la provenza francesa, dedicó la mayor parte de su madurez
a estudiar la naturaleza del entorno de Aix-en-Provence. Con Cézanne
nace el arte moderno, pues el tema representado deja de ser lo
primordial, para convertirse en una excusa, en una mera anécdota.
Ahora lo fundamental iba a ser el propio proceso de pintar, un
auto-análisis a la hora de plasmar la realidad y sus constantes
transformaciones.
Para
este artista del post-impresionismo, el estudio se convirtió en un
laboratorio. Un lugar desde el que empezar a examinar cómo miramos
el mundo que nos rodea. Sus bodegones son la plasmación de su
interés por ver cómo la luz transforma los objetos, al tiempo que
desarticula en ellos la perspectiva única tradicional renacentista
para abrir el espectro hacia una multiplicidad de puntos de vista. El
mundo se vuelve dinámico en su pintura. Nos adentra en una
perspectiva en movimiento, como si viéramos los elementos que llenan
sus naturalezas muertas como manzanas y botijos desde abajo, desde el
medio, y a veces también desde arriba; todas las vistas al mismo
tiempo y en un soporte plano y no tridimensional como es el de la
pintura. La muestra se podrá visitar hasta el 18 de mayo.
1840s
GIF Party. Tate Britain. Londres. Evento en el museo y online de
carácter permanente.
Renovarse
o morir. Los directivos de la Tate Britain se han tomado en serio
este principio, y es que en contraposición a la Tate Modern que
normalmente sorprende al público con sus exposiciones y atrae a un
gran número de visitantes, la Britain estaba últimamente de capa
caída.
El
reclamo para acabar con esta tendencia, o al menos para intentarlo es
la creación digital. La institución británica expondrá a través
de su nueva muestra-evento '1840s GIF Party' varias de sus obras de
la colección de arte inglés del siglo XIX con diversos monitores
donde se podrán visualizar animaciones digitales de los mismos
lienzos históricos. Se trata de los famosos GIFs animados que nos
hipnotizan a muchos en nuestros ratos libres ante la pantalla del
ordenador.
La
muestra parece sacada de la 'revolución' dadaista de Marcel Duchamp
en contra del arte elevado. Nos referimos a mostrar algo banal y
considerado del mundo del entretenimiento, junto a piezas a primera
vista trascendentales en sus mensajes y composiciones. Arte y vida se
dan la mano en esta exposición nacida por otro lado a partir de una
iniciativa promovida desde la Red. Todo parte de una convocatoria de
internautas dirigida al museo para que diversos creadores del mundo
digital reinterpretaran los cuadros originales de la Tate, en un
formato de bits de 256 colores.
En
esta muestra-evento han participado artistas de todo el mundo. Uno en
concreto, Ricardo Iglesias García, de Madrid, presentará su gif
'Puzzle', que descompone en piezas un retrato del siglo XIX. Después
de la muestra, todas estas composiciones podrán ser vistas online en
Tate Collective,
una web que funciona como especie de archivo para almacenar los GIFs.
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