viernes, 28 de febrero de 2014

Las Furias en el Prado y Olga Simón en la Galería Rafael Pérez Hernando


Las Furias. De Tiziano a Ribera. Museo del Prado. Madrid. Hasta el 4 de mayo.
El Museo del Prado de Madrid nos acerca el arte de los clásicos a través de una serie de obras clave. Las Furias de Tiziano vuelven a ser protagonistas en esta nueva exposición temática. En ella se recurre a estas piezas fundamentales, como excusa para presentar la interpretación de estos seres mitológicos por parte de otros tantos creadores como Miguel Angel, Rubens, Luca Giordano o Ribera. Las Furias eran cuatro figuras marcadas por el dramatismo y la violencia, que ejemplificaban a la perfección la característica principal del arte del Renacimiento en su adaptación de los temas de la mitología a la historia del momento.

Ticio, Tántalo, Sísifo e Ixión fueron identificados en forma de alegoría política en el siglo XVI como los príncipes alemanes que lucharon contra su hermano, el emperador Carlos V. Este les derrotó en la batalla de Mühlberg, acontecimiento acerca del que Tiziano realizó una pintura del emperador montado a caballo, conservada también en el Museo del Prado.

Los motivos de las piezas contenidas en la muestra son horribles condenas que se repiten en la eternidad, y que parecen sacadas de las más terribles pesadillas. Más propias de una 'peli de terror' que de un museo, los cuadros donde se representan las Furias presentes en esta exposición fueron seguramente hechos con el deseo de sembrar pavor sobre todo aquel que los contemplara. Recuerdan éstos a aquella técnica de los emperadores babilónicos, de colocar representaciones de horribles bestias en las entradas de sus imperios, con el fin de amedrentar a todo aquel que se 'asomara' con pretensiones de conquista.

'De todo, menos bonitos', así son estos seres. La noción de Furias, en realidad, no le correspondía a estos cuatro seres mitológicos en su origen. Se refería por el contrario, a unos personajes femeninos, personificación del castigo y la venganza, encargados de velar porque los condenados en el Hades cumplieran sus castigos. Sin embargo la confusión en su denominación, ha sido casi una bendición para el mundo moderno, que ha recurrido a ella en innumerables ocasiones. La teórica marxista Rosa Luxemburgo, por ejemplo, asimiló los trabajos de Sísifo (condenado a arrastrar una gran piedra hasta lo alto de una montaña eternamente) con la lucha del proletariado en el siglo XX.





Olga Simón. Dream 2013. Galería Rafael Pérez Hernando. Madrid. Hasta el 29 de marzo.
La fotógrafa española Olga Simón, conocida por su serie 'Jardín Polar', presenta ahora en la galería madrileña Rafael Pérez Hernando su nuevo trabajo. 'Dream 2013', que es como se titula esta nueva 'aventura' fotográfica, es fruto de un autoanálisis reflexivo de la creadora a partir de una imagen histórica de archivo ya fabricada. La exposición se encuadra en el 'FMM Festival de Miradas de Mujeres' y forma parte de la exposición 'El retrato y la muerte' comisariada por Virginia de la Cruz Lichet.

Este nuevo trabajo de Olga Simón está muy en sintonía con el tema de la muestra. Las imágenes de esta fotógrafa nos dejan casi siempre 'helados' por la fuerza y la contundencia con la que están hechas; más aún, cuando la imagen a partir de la que ha trabajado Simón es una foto que pertenece a la práctica documental post-mortem. Un tipo de fotografía que se realizó en España hasta los años 80.

Los retratos por encargo de familiares fallecidos eran extremadamente escalofriantes, sobre todo aquellos que documentaban la muerte de algún niño. Estos muchas veces aparecían en poses o actitudes (jugando o como si estuvieran dormidos) que pretendían dar la apariencia de estar aún vivos.

'Dream 2013' es un material marcado por un carácter bastante íntimo de la autora. Se mezclan aquí lo trágico y lo onírico, dejándonos ver una obra conectada con lo que parece una maternidad interrumpida. Las fotografías tienen un halo de verdad pero también de mentira, dualidad que nos invita a reflexionar acerca de la importancia o no de la autenticidad de las imágenes.

La nueva obra de Olga Simón es una evocación poética acerca del ser y sus 'fantasmas'. Miedos, sueños y frustraciones resumidos en el poder de una imagen.


viernes, 21 de febrero de 2014

Dan Graham en ARCO y La ventana de Pep Vidal en Louis 21


Dan Graham. ARCO. Espacio de la galería Nicolai Wallner. Hasta el 23 de febrero.
En mitad del trasiego que se viene dando estos días por la Feria de Arte Contemporáneo más importante de nuestro país, ARCO, (no es la única feria, también existe JUSTMAD), en ese ir y venir de profesionales y curiosos amantes de la creación contemporánea se encuentra una pequeña 'isla' gobernada por el juego y la interactividad con el espectador. La instalación del creador norteamericano Dan Graham, situada en el epacio de la galería danesa Nicolai Wallner, es un pequeño remanso de paz en donde parece haberse detenido el tiempo. Un híbrido entre lo arquitectónico y lo escultórico, basado en un juego de 'espejos' laberíntico, que recuerdan a espacios como la galería de los espejos de Versalles.

Durante estos días de duración de la feria, Graham se ha dejado ver por diferentes lugares de Madrid como La Casa Encendida. Allí habló de su trabajo en el marco de un ciclo titulado 'Artist Talks'. Con retransmisión online en directo se pudo ver en su presentación un repaso a toda su carrera. En ésta, Graham explicaba como se interesa por la comunicación basada en el intercambio de miradas de los individuos. El artista se remitía constantemente a la importancia que tuvieron los años 60 en el desarrollo de obras motivadas no por un afán profesionalizante y económico, sino por el mero interés de experimentar. La profesionalización del arte en los 80, marcó un declive en el arte, según él.

La importancia del cuerpo en sus instalaciones y videoperformances marcan la tónica general de su trabajo, en donde toma las ideas de la fenomenología de la percepción de Merleu Ponty. Precisamente fue en los 60 cuando una gran cantidad de artistas empezaron a trabajar con el cuerpo como herramienta, pero también como lugar de interactividad. Estos tenían la intención de romper con los idearios cartesianos e historicistas que habían sustentando al arte hasta el momento. Los sentidos y lo corporal se convirtieron entonces en las vías a través de las que experienciar el mundo.

En ARCO, podemos hacernos una idea de todas estas nociones al contemplar su instalación. La experiencia de espacio y de tiempo que supone transitar por los pasillos de la pieza, se unen al interés del artista en combinar la arquitectura con el vídeo. De hecho, en la feria, se podía ver como muchos espectadores de la obra, entraban concientemente en ella con cámaras para retratar a la persona del pasillo contiguo o del exterior. Ahora lo fenomenológico es lo importante, atrás queda el Graham de 'Rock myReligion'.



Beyond. Pep Vidal. Galería Louis 21. Madrid. Hasta el 29 de marzo.
¿Somos mirones por naturaleza? ¿Es nuestra curiosidad de mirar más fuerte que la indiferencia hacia lo que nos rodea? Efectivamente somos 'voyeurs' por antonomasia. Nos encanta mirar sin ser vistos, contemplar desde la distancia, desde una posición cómoda. Este ejercicio nos supone un placer inconmensurable, un placer escópico. La galería madrileña Louis 21 ha sabido sacarle partido a esta pulsión a través de su nuevo formato expositivo: 'The Window'.

Se trata de algo tan simple y a la vez tan complejo como disponer una de las ventanas del espacio (la que da a la calle Doctor Fourquet de Lavapiés) para que los artistas que considere la galería, la intervengan a su manera. Se genera así un diálogo entre el espectador transeúnte y mirón con el interior expositivo. El proyecto presente en la galería en la actualidad se titula 'Beyond', y ha sido ideado por el creador barcelonés Pep Vidal.

'Beyond' nos invita a mirar 'más allá'. La ventana que da a la calle, ciega en su totalidad, deja sin embargo un pequeño hueco circular abierto por el que podemos mirar. Algo así como la 'Étant Donnés' de Duchamp o 'La ventana indiscreta' de Hitchcock. A través de esa pequeña rendija hacia otros mundos, podemos contemplar un espectáculo de formas microscópicas. Un lugar pequeño que evoca un universo de ciencia ficción. Aparece ante nuestros ojos algo parecido a una pecera cuidadosamente iluminada, con elementos orgánicos que deambulan sumergidos en agua en su interior. Entre estos elementos están lo que parece un tubérculo junto a un buen número de artemias, seres prehistóricos marinos que casi no han evolucionado desde su aparición.


Lo interesante de esta pieza, además de su interés voyeurístico, es el ir viendo el proceso de transformación de los seres vivos de la obra. La forma en que se va pudriendo la 'patata' contenida en la pecera, al tiempo que se van reproduciendo las artemias. Un arte efímero, tan característico del arte contemporáneo, que nos habla de una ideación que no ha sido realizada para durar por los siglos de los siglos. Además Vidal conecta todos estos procesos con su interés por los cambios infinetisimales, transformaciones casi inapreciables que sin embargo son fundamentales para la evolución. Estos cambios abandonan su carácter infinitesimal cuando se convierten en visibles, cuando se evidencia una variación muy grande de un estado a otro, al contrario que en esta instalación donde todo sigue siendo cuasi místico e imperceptible. 

viernes, 14 de febrero de 2014

La metamorfosis de Loïe Fuller y el tachismo de Otto Wols


Escenarios del cuerpo. La metamorfosis de Loïe Fuller. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 4 de mayo.
Luz, movimiento, color y efectos hipnóticos para la vista. Pocos espectáculos de principios de siglo podían contar con estos elementos como principal atractivo. La danza de Loïe Fuller, por el contrario, los combinaba a la perfección para hacer del baile una experiencia de arte total. La bailarina, de origen norteamericano, revolucionó el arte de la danza a finales del XIX. En París, en el Folies Bergere, su trabajo fue internacionalmente reconocido. Ahora, La Casa Encendida de Madrid le rinde homenaje a través de una exposición monográfica que ayudará a profundizar más en su figura.

La Loïe Fuller, como la llamaban artistas e intelectuales como Mallarmé o Picasso nació un 22 de enero de 1862 en Fullersburg, Chicago. Su padre, violinista además de bailarín ocasional y su madre, cantante de ópera amateur, influyeron en el interés de la pequeña hacia las artes en general. Tras haber trabajado durante su infancia haciendo pequeños papeles teatrales y dedicándose tímidamente al canto, finalmente se introdujo en el mundo de la danza trabajando como bailarina. En 1889 fundó su propia compañía, haciendo una gira por los Estados Unidos, Bermudas, las Antillas y Jamaica.

El paso a Europa vendría un poco después, aterrizando primero en Londres, en donde asistió a clases de danza de una forma ya profesional. En otoño de 1891, tras dedicarse a la danza de la falda, relacionada con el 'can-can', regresó a Estados Unidos. Allí fue donde la bailarina empezó a interesarse por el que será el elemento innovador de sus coreografías: los efectos ópticos e hipnóticos, generados a partir de las innovaciones en materia de electricidad, iluminación y rayos X. Durante la realización de un papel en una obra teatral, donde interpreta a un paciente sometido a una sesión de hipnósis, se le ocurre utilizar una camisa de mangas muy largas y anchas que le permiten gran movimiento. Sobre ésta proyectará luego luces de colores. El efecto plástico-hipnótico conseguido puso a la Fuller en el camino hacia un éxito a nivel mundial con sus números de baile y fantasía caleidoscópica.

La bailarina americana, junto con Isadora Duncan, con la que trabajó durante un tiempo, están consideradas las creadoras de la danza moderna. Las formas de sus danzas se inspiran en la naturaleza. Fuller hablaba de la mímesis en su baile. Ella enraizaba este concepto en la antigüedad grecolatina. La mímesis entonces no tenía el significado de copia que tiene hoy en día, sino que era pura creación a partir de la realidad. Creación desarrollada en el marco del teatro clásico, donde el baile y el drama eran inconcebibles por separado. Así los movimientos de la Fuller en 'La danza serpentina' nos recuerdan a veces al aleteo de una mariposa o al de una libélula. Las elipses que dibuja con su cuerpo y con su vestido en el espacio, tratan de hipnotizar al espectador, en un espéctaculo que requería un gran número de técnicos iluminadores cuya función era proyectar luces de colores sobre su atuendo.

Tan trascendental llegó a ser su baile que en la exposición universal de París de 1900 se le dedicó un pabellón únicamente a su figura. Fue de hecho, según algunos historiadores del arte, un punto de inspiración fundamental para Picasso (el cual la vio en la exposición universal) a la hora de pintar 'Las señoritas de Avignon'.



Wols: El Cosmos y la calle. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid. Hasta el 26 de mayo. 
Los años de la Segunda Guerra Mundial fueron trascendentales para la deriva del arte contemporáneo tras el efecto de shock que supuso el conflicto. El 'tiempo del estupor' que se vivió durante la postguerra trajo consigo un impulso catárquico de un gran número de artistas que sintieron la necesidad de expulsar todos los fantasmas aparecidos como consecuencia de la deflagración. Uno de estos creadores, poco conocido entre el público español, fue el alemán Otto Wols, al que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid le dedica una exposición centrada en los dos hitos fundamentales de su trabajo: su obra gŕafica por un lado y su trabajo fotográfico por el otro.

'Otto Wols: el cosmos y la calle' es una muestra esclarecedora. Las piezas, cerca de 90, que se han traído de muchas instituciones públicas y privadas de todo el mundo nos ayudan a hacernos una idea de quien se esconde detrás de este nombre. La verdadera identidad de Wols era Alfred Otto Wolfgang Schulze. En los años 30, con el ascenso de los nazis al poder en Alemania, muchos artistas alemanes exiliados a otros países se cambiaban el nombre con el fin de evitar cualquier vinculación con su lugar de origen.

La primera parte de la muestra, 'El cosmos', representa un universo marcado por el impulso frenético de crear. Su trabajo, de tipo abstracto, nos sitúa en el denominado 'tachismo', un tipo de arte que evoluciona del surrealismo y que se expande después de la guerra junto a otros movimientos como el Informalismo o el Expresionismo abstracto en los Estados Unidos.

A diferencia de las ínfulas triunfantes del gran arte de la pintura americana, el tachismo se relaciona con el existencialismo de Sartre o Adorno. Los dibujos, acuarelas, pinturas y grabados de esta parte de la exposición nos hablan también de la importancia otorgada a lo informe por parte de artistas como Wols, Fautrier, Dubuffet o Michaux. El arte primitivo, el arte de los enfermos mentales, o el arte naif, en conexión con el art brut, será la tónica conceptual y estética por la que se rige la obra del alemán.

Por su parte, el trabajo fotográfico presente en la exposición nos indica la salida del estudio por parte del artista. Éste toma el espacio de la calle. Las imágenes que podemos ver en la muestra son de antes de la guerra, captadas entre 1932 y 1938. Estas parecen marcadas por un ambiente de extrañeza o 'unheimlich' freudiano generado por las grandes tensiones políticas de los movimientos de masas de los años 30. En sus imágenes se aparecen objetos sobre los que los efectos de las luces y las sombras evocan juegos plásticos imaginativos surrealistas. Sus fotografías recuerdan mucho a las imágenes de otros fotógrafos célebres de la época como Brassai, Kertesz o Dora Maar.


viernes, 7 de febrero de 2014

El arte de Cézanne y los GIFs animados de la TATE


Cézanne Site/Non Site. Museo Thyssen Bornemisza. Madrid. Hasta el 18 de mayo.
El museo Thyssen Bornemisza de Madrid presenta 'Cézanne Site/Non Site', una muestra dedicada al maestro francés a través de 58 de sus pinturas. Detrás de estas composiciones, basadas en paisajes, bodegones y bañistas, se encuentra la clave de un arte que se debatió entre el exterior del paisaje que representaba, y el interior introspectivo del estudio.

De ahí la dualidad representada a través del título de la exposición. Éste, hace referencia, por otro lado, a la interpretación que hizo el creador Robert Smithson en los años 60 acerca de la obra del francés. Smithson criticaba la visión meramente formalista y autoreferencial, carente de la importancia del paisaje exterior, que formularon los cubistas acerca de sus pinturas.

Cézanne, nacido en la provenza francesa, dedicó la mayor parte de su madurez a estudiar la naturaleza del entorno de Aix-en-Provence. Con Cézanne nace el arte moderno, pues el tema representado deja de ser lo primordial, para convertirse en una excusa, en una mera anécdota. Ahora lo fundamental iba a ser el propio proceso de pintar, un auto-análisis a la hora de plasmar la realidad y sus constantes transformaciones.

Para este artista del post-impresionismo, el estudio se convirtió en un laboratorio. Un lugar desde el que empezar a examinar cómo miramos el mundo que nos rodea. Sus bodegones son la plasmación de su interés por ver cómo la luz transforma los objetos, al tiempo que desarticula en ellos la perspectiva única tradicional renacentista para abrir el espectro hacia una multiplicidad de puntos de vista. El mundo se vuelve dinámico en su pintura. Nos adentra en una perspectiva en movimiento, como si viéramos los elementos que llenan sus naturalezas muertas como manzanas y botijos desde abajo, desde el medio, y a veces también desde arriba; todas las vistas al mismo tiempo y en un soporte plano y no tridimensional como es el de la pintura. La muestra se podrá visitar hasta el 18 de mayo.



1840s GIF Party. Tate Britain. Londres. Evento en el museo y online de carácter permanente.
Renovarse o morir. Los directivos de la Tate Britain se han tomado en serio este principio, y es que en contraposición a la Tate Modern que normalmente sorprende al público con sus exposiciones y atrae a un gran número de visitantes, la Britain estaba últimamente de capa caída.

El reclamo para acabar con esta tendencia, o al menos para intentarlo es la creación digital. La institución británica expondrá a través de su nueva muestra-evento '1840s GIF Party' varias de sus obras de la colección de arte inglés del siglo XIX con diversos monitores donde se podrán visualizar animaciones digitales de los mismos lienzos históricos. Se trata de los famosos GIFs animados que nos hipnotizan a muchos en nuestros ratos libres ante la pantalla del ordenador.

La muestra parece sacada de la 'revolución' dadaista de Marcel Duchamp en contra del arte elevado. Nos referimos a mostrar algo banal y considerado del mundo del entretenimiento, junto a piezas a primera vista trascendentales en sus mensajes y composiciones. Arte y vida se dan la mano en esta exposición nacida por otro lado a partir de una iniciativa promovida desde la Red. Todo parte de una convocatoria de internautas dirigida al museo para que diversos creadores del mundo digital reinterpretaran los cuadros originales de la Tate, en un formato de bits de 256 colores.

En esta muestra-evento han participado artistas de todo el mundo. Uno en concreto, Ricardo Iglesias García, de Madrid, presentará su gif 'Puzzle', que descompone en piezas un retrato del siglo XIX. Después de la muestra, todas estas composiciones podrán ser vistas online en Tate Collective, una web que funciona como especie de archivo para almacenar los GIFs.


lunes, 3 de febrero de 2014

Nuevo itinerario en torno al cuerpo del Museo Reina Sofía


Cuerpos y máscaras en el franquismo

Se produce en España, en los años de la dictadura franquista, una conexión del cuerpo real con el cuerpo enmascarado. El punto de partida de esta vinculación reside en una visión trágica, folklórica y dramática del siglo XIX que reflexiona acerca de “lo español”. Un caso específico que será estudiado por intelectuales y artistas, y que conectan la historia del país con una cierta tradición por la sangre y la religión. En este terreno aparecen acontecimientos festivos populares como el carnaval, unidos a otros más trágicos como los Autos de fé o las violentas exhibiciones de las corridas de toros. Todos ellos sitúan al cuerpo como superficie sobre la que experimentar teniendo como referente a Goya.

Los cuerpos parecen estar cortados aquí por un patrón de lo español folklórico en conexión con el concepto de “lo putrefacto” desarrollado por Dalí y los surrealistas de la Generación del 27. Estas obras están vistas desde el filtro de espejos deformantes que nos ofrecen una visión de España grotesca y dramática, en donde la vida les es arrebatada a los sujetos por la presencia amenazante de la muerte. A la manera de una vanitas, se nos advierte aquí que nuestros cuerpos son tan sólo disfraces, cubiertas u osamentas de una existencia que tendrá su verdadero sentido en el más allá espiritual.



La tragedia clásica propugnada por Nietzsche y reconvertida aquí en una forma esperpéntica de carnaval o de verbena, se manifiesta para hablarnos de lo apolíneo o racional, que se ve impelido por lo dionisiaco del desenfreno y la embriaguez. Una pulsión libinidosa ésta última que se aprecia en obras como 'La cogida de la mujer torera' de José Caballero, en la que el cuerpo de la mujer es objeto de deseo sobre el que materializar las fantasías sexuales del hombre. Éste, representado aquí en la figura brutal y sádica del toro, ataca de forma violenta a la figura femenina, cuyo cuerpo es manipulado y destruido como en un acto de pura dominación sexual. Su rostro, transformado en especie de máscara sin ojos o careta, enseña una mueca de llanto y de horror premonitoria del devenir político del país a partir del inicio de la guerra.

· Obras
José Gutiérrez Solana, Cabezas y caretas, 1943.
José Caballero, La cogida de la mujer torera, 1936.