Dan
Graham. ARCO. Espacio de la galería Nicolai Wallner. Hasta el 23 de
febrero.
En
mitad del trasiego que se viene dando estos días por la Feria de
Arte Contemporáneo más importante de nuestro país, ARCO,
(no es la única feria, también existe JUSTMAD), en
ese ir y venir de profesionales y curiosos amantes de la creación
contemporánea se encuentra una pequeña 'isla' gobernada por el
juego y la interactividad con el espectador. La instalación del
creador norteamericano Dan Graham, situada en el epacio de la galería
danesa Nicolai Wallner, es un pequeño remanso de paz en donde parece
haberse detenido el tiempo. Un híbrido entre lo arquitectónico y lo
escultórico, basado en un juego de 'espejos' laberíntico, que
recuerdan a espacios como la galería de los espejos de Versalles.
Durante
estos días de duración de la feria, Graham se ha dejado ver por
diferentes lugares de Madrid como La Casa Encendida. Allí habló de
su trabajo en el marco de un ciclo titulado 'Artist Talks'.
Con retransmisión online en directo se pudo ver en su presentación
un repaso a toda su carrera. En ésta, Graham explicaba como se
interesa por la comunicación basada en el intercambio de miradas de
los individuos. El artista se remitía constantemente a la
importancia que tuvieron los años 60 en el desarrollo de obras
motivadas no por un afán profesionalizante y económico, sino por el
mero interés de experimentar. La profesionalización del arte en los
80, marcó un declive en el arte, según él.
La
importancia del cuerpo en sus instalaciones y videoperformances
marcan la tónica general de su trabajo, en donde toma las ideas de
la fenomenología de la percepción de Merleu Ponty. Precisamente fue
en los 60 cuando una gran cantidad de artistas empezaron a trabajar
con el cuerpo como herramienta, pero también como lugar de
interactividad. Estos tenían la intención de romper con los
idearios cartesianos e historicistas que habían sustentando al arte
hasta el momento. Los sentidos y lo corporal se convirtieron entonces
en las vías a través de las que experienciar el mundo.
En
ARCO, podemos hacernos una idea de todas estas nociones al contemplar
su instalación. La experiencia de espacio y de tiempo que supone
transitar por los pasillos de la pieza, se unen al interés del
artista en combinar la arquitectura con el vídeo. De hecho, en la
feria, se podía ver como muchos espectadores de la obra, entraban
concientemente en ella con cámaras para retratar a la persona del
pasillo contiguo o del exterior. Ahora lo fenomenológico es lo
importante, atrás queda el Graham de 'Rock myReligion'.
Beyond.
Pep Vidal. Galería Louis 21. Madrid. Hasta el 29 de marzo.
¿Somos
mirones por naturaleza? ¿Es nuestra curiosidad de mirar más fuerte
que la indiferencia hacia lo que nos rodea? Efectivamente somos
'voyeurs' por antonomasia. Nos encanta mirar sin ser vistos,
contemplar desde la distancia, desde una posición cómoda. Este
ejercicio nos supone un placer inconmensurable, un placer escópico.
La galería madrileña Louis 21 ha sabido sacarle partido a esta
pulsión a través de su nuevo formato expositivo: 'The Window'.
Se
trata de algo tan simple y a la vez tan complejo como disponer una de
las ventanas del espacio (la que da a la calle Doctor Fourquet de
Lavapiés) para que los artistas que considere la galería, la
intervengan a su manera. Se genera así un diálogo entre el
espectador transeúnte y mirón con el interior expositivo. El
proyecto presente en la galería en la actualidad se titula 'Beyond',
y ha sido ideado por el creador barcelonés Pep Vidal.
'Beyond'
nos invita a mirar 'más allá'. La ventana que da a la calle, ciega
en su totalidad, deja sin embargo un pequeño hueco circular abierto
por el que podemos mirar. Algo así como la 'Étant Donnés' de
Duchamp o 'La ventana indiscreta' de Hitchcock. A través de esa
pequeña rendija hacia otros mundos, podemos contemplar un
espectáculo de formas microscópicas. Un lugar pequeño que evoca
un universo de ciencia ficción. Aparece ante nuestros ojos algo
parecido a una pecera cuidadosamente iluminada, con elementos
orgánicos que deambulan sumergidos en agua en su interior. Entre
estos elementos están lo que parece un tubérculo junto a un buen
número de artemias, seres prehistóricos marinos que casi no han
evolucionado desde su aparición.
Lo
interesante de esta pieza, además de su interés voyeurístico, es
el ir viendo el proceso de transformación de los seres vivos de la
obra. La forma en que se va pudriendo la 'patata' contenida en la
pecera, al tiempo que se van reproduciendo las artemias. Un arte
efímero, tan característico del arte contemporáneo, que nos habla
de una ideación que no ha sido realizada para durar por los siglos
de los siglos. Además Vidal conecta todos estos procesos con su
interés por los cambios infinetisimales, transformaciones casi
inapreciables que sin embargo son fundamentales para la evolución.
Estos cambios abandonan su carácter infinitesimal cuando se
convierten en visibles, cuando se evidencia una variación muy grande
de un estado a otro, al contrario que en esta instalación donde todo
sigue siendo cuasi místico e imperceptible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario