miércoles, 17 de julio de 2013

Sanz Lobato nos permite valorar la imagen de España que no quisimos tener


La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid acoge la exposición 'Rafael Sanz Lobato. Fotografías 1960-2008', una muestra retrospectiva con obra de uno de los mejores fotógrafos de las costumbres y los ritos de nuestro país. La exposición, que se inaugura el 16 de julio, podrá verse hasta septiembre.

Premio Nacional de Fotografía 2011, Rafael Sanz Lobato fue distinguido con este galardón en reconocimiento a toda una trayectoria dedicada a su pasión favorita: inmortalizar la vida. La mención, reconoce el artista, "ha llegado tarde". Para el fotógrafo, su premio favorito han sido los 15 o 16 años que pasó trabajando. Los momentos vividos a solas con su cámara y con la realidad de los distintos pueblos de España en los años 70 le sirvieron de escenario para elaborar algunas de las mejores fotografías del pasado siglo XX.

A la manera de un antropólogo, captó instantáneas de la realidad más sorprendente. Imágenes que retratan a la perfección costumbres y rituales tradicionales de nuestro país. Sanz Lobato trabajó siempre de la misma manera, combinando su profesión ‘alimenticia’ en una empresa americana de aparatos de compresión (trabajo que tuvo en su momento) con su verdadera vocación, que como él mismo decía, era “la de fotógrafo de fin de semana”. El artista escogía un lugar hasta el que trasladarse para capturar imágenes de sus gentes y el fin de semana posterior lo empleaba en su revelado.

En el actual ‘mundillo’ de la fotografía, no sólo destaca su trabajo por la increíble calidad de la temática y por su forma de componer las imágenes, sino por la gran destreza de su técnica de revelado. Sanz Lobato, a diferencia de otros muchos fotógrafos que sólo captan imágenes, se distingue por ser el artífice del resultado final, sobre el papel, de sus instantáneas, tras el proceso en el laboratorio. Un momento importante de la fotografía, el positivado, que requiere destreza y una gran cultura visual, algo que este fotógrafo siempre demostró poseer.



La trayectoria de Sanz Lobato, cuyo trabajo profesional se desarrolló en años posteriores a los 
70, estuvo marcada por el desconocimiento y la indiferencia hacia su producción. Quizás, porque como él mismo declara: "Nunca me interesó el dinero". Sanz Lobato mantuvo durante muchos años contactos con distintas galerías. Sin embargo el reducido formato de sus imágenes "no encajaba bien en la mente de compradores que deseaban tener una de mis imágenes en su salón". Este fotógrafo ha visto siempre con desconfianza la idea de ‘forzar’ los tamaños de sus instantáneas. Además, su dedicación a la fotografía no como negocio, sino como forma de vida, hicieron de él un artista 'outsider', un desconocido, hasta hace relativamente poco tiempo.

Destacan en su obra las imágenes sobre los 'Bercianos de Aliste', una comarca de la provincia de Zamora, de interés histórico por su peculiar forma de celebrar la Semana Santa desde hace más de cinco siglos. Sanz Lobato captó en 1970 una serie de imágenes de hombres del pueblo ataviados con las mortajas que les regalaron sus novias, atuendo que utilizan en las procesiones hasta los 60 años, momento en que abandonan estos 'siniestros' ropajes por sus tradicionales capas. 

Las imágenes de bercianos presentes en la muestra junto con otros muchos de sus trabajos, son documentos doblemente atractivos. Por un lado testimonian la historia de España, al tiempo que ayudan a alimentar la imagen tópica y romántica de un país, atravesado por costumbres ancestrales. Rituales que a ojos extraños fueron y siguen siendo muy atractivos. De hecho, el mismo año en que el fotógrafo captó estas imágenes la revista americana 'Popular Photography' decidió publicar en uno de sus números un porfolio de cuatro páginas con sus instantáneas.

En la actualidad son muchos sus partidarios. La fotógrafa Cristina García Rodero se considera una de las más fieles continuadoras de Sanz Lobato. Para ella, su obra ha sido fuente importante de enseñanza. Las imágenes de García Rodero, sin lugar a dudas, siguen la estela de artistas como Sanz Lobato, que pasados los años 50 desafiaron en España los estrictos parámetros académicos y pictóricos en los que se asentaba la práctica de la fotografía.


Esta exposición antológica tiene, entre otros objetivos, cambiar la valoración que en España ha tenido la fotografía documental y costumbrista.

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