viernes, 21 de febrero de 2014

Dan Graham en ARCO y La ventana de Pep Vidal en Louis 21


Dan Graham. ARCO. Espacio de la galería Nicolai Wallner. Hasta el 23 de febrero.
En mitad del trasiego que se viene dando estos días por la Feria de Arte Contemporáneo más importante de nuestro país, ARCO, (no es la única feria, también existe JUSTMAD), en ese ir y venir de profesionales y curiosos amantes de la creación contemporánea se encuentra una pequeña 'isla' gobernada por el juego y la interactividad con el espectador. La instalación del creador norteamericano Dan Graham, situada en el epacio de la galería danesa Nicolai Wallner, es un pequeño remanso de paz en donde parece haberse detenido el tiempo. Un híbrido entre lo arquitectónico y lo escultórico, basado en un juego de 'espejos' laberíntico, que recuerdan a espacios como la galería de los espejos de Versalles.

Durante estos días de duración de la feria, Graham se ha dejado ver por diferentes lugares de Madrid como La Casa Encendida. Allí habló de su trabajo en el marco de un ciclo titulado 'Artist Talks'. Con retransmisión online en directo se pudo ver en su presentación un repaso a toda su carrera. En ésta, Graham explicaba como se interesa por la comunicación basada en el intercambio de miradas de los individuos. El artista se remitía constantemente a la importancia que tuvieron los años 60 en el desarrollo de obras motivadas no por un afán profesionalizante y económico, sino por el mero interés de experimentar. La profesionalización del arte en los 80, marcó un declive en el arte, según él.

La importancia del cuerpo en sus instalaciones y videoperformances marcan la tónica general de su trabajo, en donde toma las ideas de la fenomenología de la percepción de Merleu Ponty. Precisamente fue en los 60 cuando una gran cantidad de artistas empezaron a trabajar con el cuerpo como herramienta, pero también como lugar de interactividad. Estos tenían la intención de romper con los idearios cartesianos e historicistas que habían sustentando al arte hasta el momento. Los sentidos y lo corporal se convirtieron entonces en las vías a través de las que experienciar el mundo.

En ARCO, podemos hacernos una idea de todas estas nociones al contemplar su instalación. La experiencia de espacio y de tiempo que supone transitar por los pasillos de la pieza, se unen al interés del artista en combinar la arquitectura con el vídeo. De hecho, en la feria, se podía ver como muchos espectadores de la obra, entraban concientemente en ella con cámaras para retratar a la persona del pasillo contiguo o del exterior. Ahora lo fenomenológico es lo importante, atrás queda el Graham de 'Rock myReligion'.



Beyond. Pep Vidal. Galería Louis 21. Madrid. Hasta el 29 de marzo.
¿Somos mirones por naturaleza? ¿Es nuestra curiosidad de mirar más fuerte que la indiferencia hacia lo que nos rodea? Efectivamente somos 'voyeurs' por antonomasia. Nos encanta mirar sin ser vistos, contemplar desde la distancia, desde una posición cómoda. Este ejercicio nos supone un placer inconmensurable, un placer escópico. La galería madrileña Louis 21 ha sabido sacarle partido a esta pulsión a través de su nuevo formato expositivo: 'The Window'.

Se trata de algo tan simple y a la vez tan complejo como disponer una de las ventanas del espacio (la que da a la calle Doctor Fourquet de Lavapiés) para que los artistas que considere la galería, la intervengan a su manera. Se genera así un diálogo entre el espectador transeúnte y mirón con el interior expositivo. El proyecto presente en la galería en la actualidad se titula 'Beyond', y ha sido ideado por el creador barcelonés Pep Vidal.

'Beyond' nos invita a mirar 'más allá'. La ventana que da a la calle, ciega en su totalidad, deja sin embargo un pequeño hueco circular abierto por el que podemos mirar. Algo así como la 'Étant Donnés' de Duchamp o 'La ventana indiscreta' de Hitchcock. A través de esa pequeña rendija hacia otros mundos, podemos contemplar un espectáculo de formas microscópicas. Un lugar pequeño que evoca un universo de ciencia ficción. Aparece ante nuestros ojos algo parecido a una pecera cuidadosamente iluminada, con elementos orgánicos que deambulan sumergidos en agua en su interior. Entre estos elementos están lo que parece un tubérculo junto a un buen número de artemias, seres prehistóricos marinos que casi no han evolucionado desde su aparición.


Lo interesante de esta pieza, además de su interés voyeurístico, es el ir viendo el proceso de transformación de los seres vivos de la obra. La forma en que se va pudriendo la 'patata' contenida en la pecera, al tiempo que se van reproduciendo las artemias. Un arte efímero, tan característico del arte contemporáneo, que nos habla de una ideación que no ha sido realizada para durar por los siglos de los siglos. Además Vidal conecta todos estos procesos con su interés por los cambios infinetisimales, transformaciones casi inapreciables que sin embargo son fundamentales para la evolución. Estos cambios abandonan su carácter infinitesimal cuando se convierten en visibles, cuando se evidencia una variación muy grande de un estado a otro, al contrario que en esta instalación donde todo sigue siendo cuasi místico e imperceptible. 

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