miércoles, 18 de diciembre de 2013

Joan Colom, Mundo Extreme y Marcel Dzama


Joan Colom. Yo hago la calle. Museo Nacional de Arte de Cataluña. Barcelona. Hasta el 25 de mayo de 2014.
El Museo Nacional de Arte de Cataluña se convierte por unos meses en escaparate de lo mundano. 'Yo hago la calle', que es como se titula la nueva muestra consagrada al artista catalán Joan Colom, se centra en mostrarnos lo mejor de uno de los más destacados fotógrafos de calle del siglo XX. Imágenes tomadas entre 1958 y 1961 que suponen un material inédito y muy valioso, ya que Colom dejó la fotografía voluntariamente desde 1964 hasta la década de los años 90.

El trabajo de este creador viene marcado por el registro (muchas veces con la cámara oculta) de la cotidianeidad de unos años difíciles: los de la posguerra en España. Su obra, valiente y sincera, sortea los mecanismos de la censura del franquismo para traernos a la luz imágenes implícitamente críticas. Este 'decir sin decir', como el mismo fotógrafo afirmaba, expone ambientes sórdidos de los bajos fondos del 'barrio chino', el Somorrostro o el Born. Además podemos ver en esta muestra fotografías del mundo taurino, que Joan Colom también registró con su cámara. 

'Yo hago la calle' es fruto de un estudio pormenorizado del archivo del fotógrafo, el cual fue ingresado en 2012 en el Museo y que cuenta con más de 9.000 fotografías.



Mundo Extreme. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 12 de enero de 2014.
Desde hace mucho tiempo el sistema artístico internacional ha hecho oídos sordos a las manifestaciones de arte outsider. La presencia de grandes artistas en una muestra ha condicionado que ésta se tenga en cuenta o no por la opinión pública, pareciendo incluso que en épocas de crisis como la que vivimos, las instituciones prefieran ir a lo seguro apostando por mostrar a creadores de renombre más que a figuras desconocidas.

La Casa Encendida de Madrid, yendo un poco a contracorriente de esta tendencia, nos presenta 'Mundo Extreme', una exposición cuyas obras han sido realizadas por personas con discapacidad intelectual. Ni Picasso ni Matisse, sino todo lo contrario. La muestra, ubicada en la planta baja del edificio de Embajadores, evoca los intereses que mostraron en los años cuarenta del siglo XX algunos artistas acerca del arte realizado por personas con ciertas discapacidades intelectuales y psíquicas. La Compañía del Art Brut de Jean Dubuffet hablaba de desterrar la consideración negativa que tenía todo arte que no fuera realizado desde la cordura, la razón o las plenas capacidades intelectuales. Todo lo contrario, el arte naif, primitivo y desinteresado escondían para él la verdadera esencia de la creación.

Este espíritu Dubuffetesco o Artaudiano se halla en esta exhibición en la que podremos ver trabajos muy dispares, que sin embargo parecen seguir líneas muy similares. Dibujos, pinturas y esculturas que en algunos momentos nos recuerdan también al increíble trabajo de la artista actual americana, Judith Scott. Todos ellos han sido reunidos en esta exposición gracias a la iniciativa del grupo 'Debajo del sombrero' dedicada en cuerpo y alma al trabajo con personas con discapacidad intelectual.

Marcel Dzama. A Trickster Made this World. Galería Helga de Alvear. Madrid. Hasta el 4 de enero de 2014.
Mundos fantásticos hay muchos, pero ninguno es tan evocador como el del artista canadiense Marcel Dzama. Desde aquí os recomendamos visitar su nueva exposición en la Galería madrileña Helga de Alvear. 'A Trickster Made this World'l, que es como se titula la muestra, nos transporta hasta un universo imaginario en sus formas y en su estética, pero no tanto en su temática, conectada con la realidad política y social de hoy en día. 

Dzama recurre en este trabajo a una iconografía que muchas veces nos recuerda a 'Los caprichos' goyescos, así como a los antiguos iconos bizantinos. Algunas de sus imágenes incluyen leyendas, que en clave metafórica, tal y como haría Goya con sus estampas, se convierten en especies de acertijos que debemos descifrar para llegar a entender el mensaje. Dzama se sirve así de múltiples referentes artísticos con el fín de crear una mitología personal de su imaginería, la cual es a su vez encarnación de todo lo que tiene que ver con lo engañoso. 




En esta exposición se mezcla lo sagrado y lo profano con lo familiar y lo siniestro para mostrarnos lo más bondadoso del ser humano, y al mismo tiempo lo más violento. Algunas de estas escenas rozan lo pornográfico, otras, simplemente, nos hablan de brujas y de meigas. Finalizando la exposición se halla el vídeo 'Une Danse Des Bouffons', materialización fílmica de la mayoría de los personajes y escenas que podemos ver en los dibujos de la muestra.

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